Teníamos mucho deberes para hacer, la lista de cosas que nos había mandado Rut era larga, así que entre esa misma noche y el día siguiente entero nos dedicamos a ello exhaustivamente. ¡Lástima que la lluvia, la incesante y pertinaz lluvia, hiciera disminuir nuestro rendimiento!
Sarajevo tiene un encanto especial. No es una ciudad monumental al uso. Su pricipal encanto reside en la amalgama cultural, en la diversidad de credos, y por lo tanto de lugares de culto, y en el bullicio de sus calles, principalmente en Baščaršija, su parte antigua. No esperaba encontrar una ciudad tan... turca, no sé si me explico, cuando piensas que estás visitando una ciudad europea.
Entramos a iglesias ortodoxas, a la catedral católica, a una mezquita. A la sinagoga no porque era sábado, fiesta de guardar. Para que veáis que no hago distingos. Espe entró también a un museo sobre la masacre de Srebrenica; yo no fui capaz, no tenía cuerpo, ni mente, para unas dosis de tan cruda realidad.
Para una vez que os falla... tampoco os quejeis dadle un poco de cariñito y ya está. Ondo segi!
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