Hemos tenido suerte, la mujer estaba ya en la ermita con otras gentes llegadas antes que nosotras.
Parece ser que hay mucho italiano por aquí, porque la mujer nos ha preguntado a ver si sabíamos italiano, a lo que Espe se ha apresurado a responder que "capichi" y más tarde le he preguntado algo sobre los "fresquichi" con una soltura apabullante. No sabía yo que era tan fácil hablar italiano... He de decir en honor a la verdad que ella me ha traducido las cosas que yo no he entendido.
La cosa es que de pronto la sacristana ha cerrado la ermita, literalmente dando con la puerta en las narices a otros turistas que llegaban, y le hemos tenido que llevar en coche de vuelta al pueblo porque tenía que tocar las campanas de las 12. ¡No sabía yo que ese oficio pudiera llegar a ser tan estresante!
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