Y seguimos hacia el norte. Va cambiando el paisaje,dejamos atrás lo urbano y empezamos a ver la primeras granjas: vacas, ovejas, alguna alpaca... en extensos campos, no creo que tengan mucho estrés por aquí. Los campos y las colinas se suceden hasta donde se pierde la vista sin presencia humana alguna durante kilómetros y kilómetros.
Hacemos noche en un hostel en mitad de ninguna parte pero tiene algo que hace que te quieras quedar allí una semana. Cerca hay playas y acantilados donde poder pasar el día relajadamente y la casa está estupendamente preparada.
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