Pero ha sido UNA PASADA DE CHULO. Eso sí, hemos empezado cruzando una pasarela tibetana pero de las viejas, de madera todavía húmeda, rota a ratos y arreglada con piedras, con los laterales destrozados y din cable a modo de barandilla, y ha sido terrible. Mi imitación de las muñecas de Famosa ha rozado la perfección, y los dos hemos parado al salir a esperar a que el corazón recuperara su ritmo normal.
A partir de ahí sendero o camino escalonado. Y cuando digo escalonado es porque se lo han currado y está cubierto de losas haciendo escalones. Demoledor por lo cuesta arriba que es, pero precioso. Hemos pasado huertas, algunas con invernaderos, pueblos con mucho encanto, bosques... Están recogiendo el arroz.
A mediodía se ha nublado, bien para que el sol no nos abrasara en la subida, pero nos ha impedido obtener la recompensa de las vistas, uno de los grandes alicientes de esta jornada. Deberíamos haber visto el Dhalugiri por su vertiente este y el Annapurna I, pero nada. A ver cómo amanece mañana...
La última parte transcurre por un fantasmagórico bosque de magnolios y rododentros que ocupa prácticamente lo que abarca la vista. Mágico. Intentamos distinguir los sonidos que escuchamos, pero algunos no somos capaces de atribuirlos a pájaros o insectos.
A ratos chispea.
Joeee Indiana Jones!
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