KATHMANDU II

¡Que frágil es la mente humana! Cuando menos la mía. Una vez conseguidos los permisos, y después de una birra y algo de comer (se nos ha olvidado desayunar, tanto trajín a esas horas y el cambio horario...) la vida se ve de otra manera. Hemos visto Durbar Square, una zona chula, amplia, y hemos callejeado relajados, ya no nos asustamos con cada pitido. Casi me reconcilio con esta ciudad.

Eso sí, ¿se os ocurre alguien que quisiera venir de electricista? Trabajo tiene fijo. ¡A las pruebas me remito!