domingo, 3 de noviembre de 2019

AGUR, AMA

Escribo esto mientras escucho el Agur Maria de Estitxu. No podía ser de otra manera. Si queréis leerlo mientras lo escucháis, pinchad aquí.


Nuestra madre fue una mujer excepcional. Con sus luces y sombras, cómo no. Con un carácter fuerte y unas firmes convicciones que hizo que nuestra relación durante la adolescencia fuera un tanto problemática. Pero esta entrada no va de eso.

Va de la mujer excepcional que era. De lo adelantada a su tiempo. Empezó a trabajar a los 14, cuando se casó continuó trabajando, era de las pocas madres de entre nuestros amigos que trabajaba. Montó una tienda con otras dos amigas. Supongo que eso le daba otra visión de la vida, de la sociedad, del reparto de tareas, de la asunción de responsabilidades, visión crítica que nos transmitió a nosotros. Creo que salimos un poco más rojeras y agnósticos de lo que le hubiera gustado, pero sabía que en lo básico había conseguido transmitirnos lo que de bueno tenían sus creencias.

El agradecimiento de los que viajaron con ella
Va de cultura. Adoraba la música, tocaba el piano, leía mucho y cuando pudo se puso a viajar. Viajes Mertxe. Sí, porque ella  los preparaba. Creo que podríamos hacer un rastrillo con todos los mapas y folletos que hay en casa. Preparaba minuciosamente las rutas, las visitas, y eso tiene mucho mérito en una época sin Internet. Pasaba meses preparándolos, y otros a la vuelta eligiendo fotos y haciendo copias para los demás. Estaba abonada a la BOS, y a la OSE. Apoyaba toda iniciativa para impulsar el euskara, y dejó más que granito de arena, codo con codo con aita, en la creación y mantenimiento de la Ikastola de Deusto.

Va de generosidad. De apoyo a los demás, de entrega, de la disposición a ayudar a cualquiera que estuviera en una mala situación, daba igual que fueran visitas a una residencia, acompañamiento durante una enfermedad o un ingreso, colaborar en la recogida de alimentos o trabajar en un comedor social. Va de respeto a las diferencias y de acoger sin prejuicios a la persona que lo necesitara. De donar el cuerpo a la universidad, allá por el 2003,  cuando nadie hablaba de ello. Después del funeral, poniendo orden entre los papeles, hemos encontrado uno donde tenía elegido el versículo que quería que leyeran, el tema del sermón, y especifica y escribo literal "empezando por pedir perdón a cuantos hayan podido sentirse heridos por mi trato y dando las gracias a cuantos me han querido y me han dejado ayudarles cuando lo han necesitado, pues he sido yo la más beneficiada con ello" Así era ella. Y sin pedir nada a cambio.

Va de familia. Le gustaba rodearse de los suyos, cualquier excusa era buena para juntarnos. Cuando económicamente se lo pudo permitir, allá por el 98, alquilaba un autobusito para pasar juntos el fin de semana o puente por el Pilar en diferentes puntos de la geografía cercana. Creo que le parecía que los hermanos no nos veíamos mucho. Ella impulsaba las reuniones familiares de uno y otro lado: las quedadas de los Iriondo una vez que dejamos de celebrar las Navidades en Getxo, las quedadas de los Etxenagusias porque veía que si no con esos no nos relacionábamos apenas.



Va de sacarle chispas a la vida. De estar siempre dispuesta a pasarlo bien,de tener buen humor, de alegrar las reuniones familiares, a pesar de los palos que la vida le ha ido dando por el camino la muerte de sus dos hermanos, la enfermedad y muerte de aita, perdió amigas,,,



Va de fortaleza y también de fragilidad. De la fortaleza con la que afrontaba los momentos difíciles. De esa fragilidad que hemos descubierto a medida que ha ido envejeciendo, de cómo ha ido demandando apoyo a medida que perdía facultades. Cosa que nos ha permitido devolverle en parte, en una pequeña parte, todo lo que nos ha dado.

"Ay, hijatxus, estoy más preparada para morir que para estar enferma" Una verdad: no era muy buena enferma, no le gustaban los médicos y sufría de pensar que por alguna causa tuviera que ingresar. Pero no ha tenido que pasar por eso. Se ha ido como ella quería, discretamente, mientras dormía, sin sufrir, y de lo que era aun más importante para ella, sin hacer sufrir al resto.
Va de naturalidad. De la naturalidad con la que en casa se hablaba de la muerte, de la naturalidad con la que hablábamos de su funeral, mientras ella elegía las canciones, quién las tenía que cantar, y la ropa de Pascal para el evento. Y hasta el sermón, como hemos comprobado tarde; no llegamos a tiempo de hacerlo exactamente como quería.




En definitiva, esto va sobre ti, ama.

Orgullosa de pertenecer a tu estirpe. Agur.