domingo, 28 de enero de 2018

PRIMERA ESCAPADA DEL 2018

Comencé el año haciendo una escapada. Me fui con Pedro y Espe a Castellón. Fuimos huyendo de la lluvia, y lo conseguimos. El día dos, a las 9:30 de la noche, estábamos cenando en una terraza. Hasta el día de Reyes, que empezó a llover. Sí, aquel infausto fin de semana de las grandes nevadas y el superatasco de la AP-6 y de Etxegarate. Nosotros libramos, tampoco llovió tanto y tuvimos un tranquilo viaje de vuelta. Un dato tonto: hicimos 233 km por la N-232. Por un kilómetro...

Cima del Peñagolosa (1813 m.).
A lo que se celebra. Pasamos 3 noche en la capital y dos en Peñíscola. Objetivos: la Sierra de Espadán, el Peñagolosa  (techo provincial) y la Sierra de Irta. Sí, caminar, además de hacer un poco de turismo. Es lo que nos mola.


Castellón de la Plana, o sea, la capital, no es nada del otro mundo, pero nos venía bien como punto de partida para parte de las rutas que queríamos hacer. Lo que hay que ver no da para más de una tarde, a no ser que también te guste la arquitectura contemporánea, en cuyo caso te puedes a cercar a dos museos y, de paso, visitarlos por dentro. Para eso habría que estar un poco más de tiempo. Nosotros no hicimos ni lo una ni lo otro. Los museos son el Museo de Bellas Artes, de Tuñón y Mansilla, edificio vanguardista varias veces galardonado; y el Espacio de Arte Contemporáneo, otro espacio vanguardista e innovador.

Entendí perfectamente por qué se llama Castellón de la Plana. Se encuentra en una gran planicie en cuyo horizonte se divisa la Sierra del Espadán. La cruzamos para acercarnos al punte de partida de nuestras diferentes rutas. Si no hay mandarinos, que los había a montones, hay fábricas de cerámica. Impresionante, no había visto tanto gres y tanta baldosa apilada en mi vida. Paradójicamente, no vimos ninguna cantera, no sé de donde saldrá la materia prima para tanta cerámica.



El bosque característico de la Sierra de Espadán es el alcornocal. Hicimos un par de rutas a través de bosques y bajando algún que otro barranco, muy chulo. Como los días son cortos, no pudimos hacer todos los recorridos que nos apetecían. Una pena, aunque dicen que siempre hay que dejar algo por ver por si vuelves. No sé si será el caso.
Merecen una mención los pueblos de origen árabe Eslida y Ain, y Onda, que tiene un castillo bastante bien conservado.

Peñíscola fue una decepción. Parecía un pueblo fantasma. En lo que es la parte antigua, la situada en el peñón, no encontramos absolutamente nada abierto. Y cuando digo nada es nada, ni comercio ni bar. Una tristeza. Aunque pensándolo bien, tampoco está mal poder verlo sin tenderetes, toldos y reclamos publicitarios.
Desde aquí nos acercamos a la Sierra de Irta. El tiempo no nos acompañó, por lo que bordeamos en coche la costa desde Peñíscola a Alcossebre, haciendo pequeñas paradas en calas y lugares que nos parecían interesantes.


En uno de los carteles explicativos que había en Peñíscola nos enteramos de la procedencia de la expresión "Mantenerte en tus trece". Proviene de la tozudez del Papa Luna (Benendicto XIII) de mantenerse en su cargo a pesar de que le habían retirado el apoyo y se intentó que abdicara en favor de otro papa elegido en Roma. Es más, en un momento dado hubo 3 Papas a la vez. Finalmente, no entendí muy bien quién/quienes y en calidad de qué, declararon herejes y antipapas a dos de ellos. Un poco de cultura para acabar la entrada, no todo va a ser caminar.