jueves, 16 de octubre de 2014

¡DE VIAJE HACIA LAS MONTAÑAS!

¿A dónde va el autobús?
Abandonamos Kathmandú hacia las ansiadas montañas. Tenemos que coger el autobús a la 7 de la mañana. Una vez más, el taxista nos salva la vida ayudándonos a encontrar el que nos corresponde entre el caos de buses y minibuses que es esa estación.
Partimos alegres, el viaje a Besisahar durará unas 6 horas y luego queremos buscar otro transporte al pueblo desde donde mañana tenemos previsto, por fin, empezar a caminar. Se prevé que el viaje pueda ser interesante, viajando con los lugareños, viendo parte del país.
Craso error. El país que se ve desde el bus es un poco penoso, la pobreza parece que se hace más presente al borde de las carreteras. Un poco más allá se vislumbran barrios y aldeas con un aspecto algo más cuidado, pero asi y todo este país tiene mucho que trabajar en el tema basuras y gestión de residuos,
sobre todo de plásticos. Además, un atascazo del demonio nos atrapa hora y media. Además van parando a coger y dejar gentes diversas, la verdad es que el viaje resulta bastante educativo pero agotador. Total, llegamos con dos horas de retraso. Menos mal que los 10 europeos que íbamos en el autobús nos hemos puesto de acuerdo y hemos cogido un jeep con destino a Syange, no era exactamente nuestro destino pero no nos venía mal del todo.
El viaje en jeep sí que ha sido una experiencia. Casi 3 horas de baches, barro, escorrentías, pedregales... Y parando (el chofer, claro) para saludar a la familia, coger un paquete y/o persona para el siguiente pueblo o tomar un café.
Entre lo que hemos visto a la mañana y a la tarde, no puedo menos que admirar a los choferes nepalíes, qué carreteras, que baches, wue adelantamuentos, ¡qué estrés!
Pero hemes empezado a ver naturaleza en estado puro y me estoy reconciliando con este pueblo.

¡Y mañana a cargar la mochila y recorrer los caminos!

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