martes, 31 de marzo de 2015

RELOCATION


Relocation es un sistema que funciona aquí y en Australia, hasta donde yo sé. Supongo que en cualquier lugar donde se alquilen muchos coches, y se cojan en un sitio y se dejen en otro.
Consiste en que las compañías ofrecen vehículos, ya sean coches, furgonetas o autocaravanas, para que el people los mueva a donde a ellos les conviene. La primera vez pagamos un dólar por tener el coche un día y no tuvimos que reponer la gasolina. Esta vez he cogido uno que me ha permitido venir desde Chritschurch hasta Picton en 3 días, parando en Kaikoura, cuando el trayecto se puede realizar en uno tranquilamente. Me hubiera salido 7 dólares en total, pero he preferido pagar más (15$/día) por tener seguro sin franquicia.
En temporada alta incluso incluyen el billete del conductor para cruzar en ferry de una isla a otra, con lo que, ademas de no pagar por el coche, te ahorras una pasta. Planificando los desplazamientos con tiempo es un sistema estupendo para moverte casi gratis entre ciudades importantes, sobre todo entre las que tienen aeropuerto.


De momento, cuando me baje del ferry me espera en el aparcamiento un coche con mi nombre en el salpicadero y con las llaves detrás de la matrícula. Alquilado por la vía normal, Wellington-Wellington, 3 semanas, voy a recorrer los lugares de la isla norte que no vi con Eva.
Ahora, que estamos en temporada tirando para baja en cuanto pase la Semana Santa, ya no hay tanta oferta, y aquí ando, chequeando www.transfercar.com todos los días por si me permite volver a Christchurch por la cara. Pero los relocation del norte para el sur son menos habituales. Y menos saliendo deWellington. Hay más posibilidades desde Aucland, pero eso no me conviene. Ya veis, estoy empezando a planificar el final del viaje, ¡snifff!


lunes, 30 de marzo de 2015

KAIKOURA


Kaikoura es una población al borde del mar, de camino entre Christchurch y el ferry a la isla norte. Su nombre en maorí proviene de Kai (comer) y Koura (ballena). No es que se comían ellos a las ballenas, que a lo mejor también, es que son las ballenas las que se acercan a esta costa para alimentarse. Alguna particularidad de estos fondos marinos hace que la comida sea abundante.
Aquí se viene a comer langosta, a nadar entre delfines y a ver ballenas. Como veis, actividades asequibles todas donde las haya. También tiene un estupendo paseo costero y una colonia de lánguidas focas. Lo que es el pueblo, lo de casi todos, horrroroso. Pero la costa de alrededor merece una visita. Yme ha gustado que aquí la cultura maorí tiene un hueco, algo más que la mera presencia testomonial y folclórica que hay en otros sitios.

Está construída sobre cimientos de huesos de ballena

Como la langosta no me hace mucha gracia, delfines ya he visto y no me apetecía compartir esa experiencia con un montón de japoneses exultantes, me he decidido por echarme un largo e ir a ver ballenas.


No sé si el mar por aquí es siempre así. Pero había olas de unos metros, no me atrevo a decir cuántos, y me he mareado como una mona. En marcha, vaya; en parado, un horror. No hay documento gráfico de ballenas. Bastante tenía con agarrar la barandilla y la bolsa de "emergencia". Hasta que no me he echado una siesta y he comido algo, no he sido persona. Y así y todo me he quedado atontada para casi todo el día.
A ver esos pensamientos, que os estoy oyendo...

A falta de ballenas...
Además, tampoco es que se vea mucho de las ballenas. Me refiero a que se les ve los lomos, pedazo de lomos, alguna aleta, pero nada de ojos (esos no sé dónde los tienen) o boca (esa sí se que está en la parte inferior de la mole), por lo que hay que esperar a que decidan irse para ver la cola y sacar la típica foto. Por lo que era mejor disfrutar del espectáculo y pasar de preocuparse de la cámara. De paso, he visto montón de delfines, algunos hasta saltando y haciendo cabriolas, albatros, y alguna que otra foca.

domingo, 29 de marzo de 2015

LAKE TEKAPO


Empiezo poco a poco a subir hacia el norte, quiero volver a la otra isla. He hecho una parada intermedia en Lake Tekapo, una zona que para la mayoría es zona de paso desde Christchurch a la costa oeste o a la zona del Monte Cook. Pero para estar un dia completo no está mal. Al ser una valle extenso bastante elevado, entre altas montañas, y muy poco poblado, tiene un cielo abierto y muy despejado, libre de contaminación lumínica, por lo que han declarado la zona como cielo protegido. Hay un pequeño observatorio en una colina cercana, donde un grupo de científicos buscan planetas en otras estrellas.


Y allí que me fui yo, es un paseo de unas 3 horas empezando desde el mismo hostel en el que estaba; se puede acortar acercando el coche a unas piscinas termales, una especie de spa al aire libre. En el observatorio tenían un telescopio solar por el que ya miré. Se supone que vi unas estupendas erupciones solares, en rojo y rosa. Pero qué queréis que os diga, yo ya le dije que sí a la mujer que estaba allí dando explicaciones, pero no tengo claro si vi eso o las nubes que a ratos pasaban por delante del sol, que despejado del todo no estaba, como bien se aprecia en la foto.

Y al bajar, me fui a probar las piscinas, tres diferentes, con pocos chorros, la verdad, pero a 38 y a 40 grados. ¡Una gozada!

jueves, 26 de marzo de 2015

KEPLER TRACK: TERCER DÍA


Lo que queda de camino es bosque, más bosque de hayas. Suave, largo, hoy serán casi 23 km. Durante la noche me pareció oir a los kiwis, pero según avanzaba y pensaba en ello empecé a dudar de si lo había oído realmente o lo había soñado. No lo sé.

Aquí dormí el segundo día.
La vuelta pasa por la orilla del lago Manapouri, que ya conocía por haber hecho alguna ruta antes. Pasa por unas playas estupendas, pero sabiendo que la ducha estaba a dos horas, y siendo territorio sandfly, para rato me iba a desnudar.
Al llegar al hostel lo primero que vi fue a los dos holandeses viendo la última entrega de El señor de los anillos, adelantándose al diálogo entre Frodo y Smigol, a punto de soltar el moco. Lo dicho. ¡Juventud!


KEPLER TRACK: SEGUNDO DÍA


Acerté subiendo la víspera al monte ese. No es que amaneciera muy nublado, pero hacía un viento del demonio. Mut desagradable y a ratos peligroso. El pronóstico era de unos 70 km/h, pero yo creo que fue más. Hasta di gracias por la mochila... Si no, creo que me podría haber tirado en algún collado expuesto, no exagero.


La jornada fue preciosa, todo el camino por las "alturas", con unas vistas magníficas... a pesar del viento. Una cosa tuvo buena: no oí ni un helicóptero ni una avioneta, no había condiciones para volar.

Pero fue una jornada corta. Para las dos estaba en el refugio, y para las 4 de vuelta de unas cascadas muy guapas que había cerca. Y me aburrí mogollón el resto del día. En fin. Y el ranger nos dio una charla de 3/4 de hora; esta vez tocaban pájaros y no sé qué más, no entendí casi nada. Debía de ser gracioso el tipo, la gente se reía, pero yo no pillé casi nada. Así que me fui a la cama con un poco de bajón.

Por cierto, el ranger se parecía mogollón a Ortueta. Pedro, estarías guapo de uniforme...

KEPLER TRACK: PRIMER DÍA

Luxmore summit, 1472 m.
Comienzo el día dándome cuenta de que me he dejado los cacharros y una lata de atún en el coche. Amablemente, me los dejan los del hostel; los cacharros, tendré que pasar sin atún. El primer tramo es suave, a la vera de un gran río. Unos jovencillos holandeses a los que acerqué la víspera hasta el parking donde dejé el coche me comentaton que en algún punto de ese río se rodó alguna escena de El señor de los anillos. Iban como tontos emulando el diálogo entre Frodo y Sam, no sé cual de los dos no sabía nadar. ¡Juventud!
En fin, que poco a poco el camino asciende y sale del bosque. El título de los panfletos de esta ruta habla de un paseo sobre las nubes, y realmente es así, cuando llegué había un mar de nubes, aunque la niebla se disipó enseguida. Llegué al refugio y todavía quedaba mucha tarde por delante, por lo que decidí hacer parte del camino del día siguiente para poder subir a la cota más alta de la ruta, 1472 m, no es mucho. El día estaba despejado y quién sabeía cómo estaría al día siguiente.

Lusmore Hut, aquí duermo.
Le comenté la idea al ranger y me dio la razón. Las vistas desde la cumbre son impresionantes, estuve un rato sola disfrutando, pero enseguida llegan 4 jovencillos que charlaron animadamente de sus trabajos y sus planes. A título informativo os puedo decir que el salario mínimo por hora en Nueva Zelanda es de $14, mientras que en Australia es de $18. Y uno trabajaba en la recogida de no sé qué trabajando 11 horas al día, echar cuentas...
No es un roca, es la tierra levantada por un "arbolillo" caído
Cuando voliví al refugio el ranger estaba dando explicaciones sobre las invasiones de depredadores y de cómo matan "humanamente" a dichos animalillos con las trampas que os conté. Todavía me cuesta entender los números, pero creí entender que tocaban a 20 zarigueyas de esas por persona, bastante más de lo que os dije yo. Por lo demás, no contó nafa que no sepáis ya.


miércoles, 25 de marzo de 2015

KEPLER TRACK: A GREAT WALK INDEED


Por fin he ido a hacer una Great Walk de esas. Una completa, quiero decir, porque con Eva hice dos días de una (Abel Tasman, lo de dos días en uno) y otro día de otra (Tongariro) Y realmente ha merecido la pena. Aunque aquí también he hecho un poco de trampa. El día anterior llevé el coche hasta un parking y volví andando al hostel, y así he podido hacer la ruta en 3 días-2 noches, que es lo que me he impuesto como límite para el peso de la mochila. Porque tenía que llevar los cacharros, menos el hornillo, que como es una Great Walk eso lo hay en los refugios. Todo el resto hay que llevarlo. Aquí no se estila eso de la media pensión, aunque quieras pagarlo; no hay posibilidad. He tenido que sacrificar la cantimplora con un poco de vino, entre otras cosas. Una pena.
Ha sido impresionante, sobre todo porque no he pasado de los 1500 m en ningún momento, como estar en el Gorbea como mucho, pero con una sensación de estar a más de 2000.


Otra cosa que hay en estos refugios es un ranger. Hasta ahora, para mí ranger era Chuck Norris en una serie horrorosa que daban hace tiempo en TV. Pues no, aquí son guardas.

De vuelta al hostel, una de realidad. Parece que mi VISA y la navajita comapartían el mismo destino. Creo que he perdido la navaja definitivamente, y he tenido que anular la tarjeta porque algún cabrón se ha hecho con los números y estaba comprando cosas a su antojo. Con deciros que ha intentado comprar una estancia en un Spa por más de 1000€... Lo que no sabia el incauto es que no tengo tanto dinero.
Navaja tengo otra (sin tijeras), pero, como bien sabéis, VISA no, así que ya os contaré qué tal se viaja como antaño, cuando no es que no tuviéramos tarjeta, lo que no teníamos era crédito.

domingo, 22 de marzo de 2015

TE ANAU

Gertrude Valley
Y aquí estoy, otra vez en la zona del Mildford Sound, pasando unas días de relax (o no tanto) antes de volver a echarme al monte. Estoy en Te Anau, en un hostel superguapo, con todas las comodidades y con una wifi como tiene que ser.
Las vistas desde la sala
Y digo que no tanto porque he aprovechado para subir a Gertrude Saddle, una ruta que ya vimos Eva y yo, pero que entoces no nos dio tiempo a hacer. Está camino del fiordo, a 90 km. Pero como ví en una revista que era una de las 20 mejores vistas panorámicas de este país, ahí que me he ido, aprovechando que para el día de San José aquí el pronóstico era excelente. Me han faltado los pantalones cortos y los tirantes, pero, como esto vuelve a ser "zona sandfly", a joderse con los pantalones largos y la camiseta de manga larga.

¿Se ve por dónde se sube?
La ruta es dura, 3,5 km para subir unos 600m, pero hay que reconocer que la vista es espectacular. He visto el fiordo desde las alturas, una pasada. Yo he tardado un rato en hacerla porque me he despistado dos veces. Bueno, la primera igual es más oportuno decir que me he perdido un poco, y eso que todavía era zona bien señalizada; eso decía el panfleto, aunque los famosos triangulitos naranjas estaban un poco escondidos. Por lo menos he perdido 45 minutos; hasta que no he visto gente en el camino de verdad no tenía ni idea de dónde estaba (ni yo, ni la senda). En cuanto me despistaba un poco me salía del camino. Debo estar desarrollando mucha vida interior. Demasiada igual.
Al fondo, el fiordo y elmar
Ha sido un día estupendo, sólo enturbiado por el ruido de los helicópteros y avionetas que se dedican a los vuelos panorámicos. Todo el día sin mear. Ni un sitio para esconderse. O te veían los que subían, o los que bajaban, o desde el aire. Y en esta ruta no han tenido a bien poner toiletes en las alturas. ¡Un sinvivir!


Eta hori hemendik oso espainiar gutxi dabilela!
Niri ikurriña etxean geratu zait, ahaztuta, je je.... Bestela hemen utziko nuen egongelan jarri dezaten.

viernes, 20 de marzo de 2015

HEZKUNTZAKOENTZAKO

Badatoz!!!
Ez dakit LOS CATLINS: PARADAS INTERESANTES sarrera irakurri duzuen, eta irakurriz gero ere datu batek atentzioa deitu dizuen. Eskola irteera batekin koinziditu, eta hogeita hamar bat ikaslerentzako 6 irakasle (gutxienez) zegoen bertan.
Imajinatzen duzue gu ratio horiekin ibili beharko bagina? Agur eskola irteerak. Gurean ez daukagu giza baliabide nahikorik hori antolatzeko, beti ere pentsatuta irakasle guztiak prest leudekela irteeretara joateko, noski.
Kontua da herri txiki baten nagoela, eta eskola orduaren bukaeran eskoka baten patean egotea suertatu zaidala. Horra non ateratzen diren zenbait ume, nagusi gabe, bide-seinale batzuekin. Horretarako propio dauden poste batzuetan ipini dituzte seinaleak, eta zebrabide lanak egiten hasi dira. Ez dakit argazkian ondo ikusten diren, baina aldika-aldika stop horiek mugitu, errepide erdian ipini, kotxeak geldiarazi eta jendeari paso ematen diote. Perfektamente koordinatuta, eztabaidatu gabe, eta txorakerietan denbora galdu gabe. Gurean bezala!


Eta ez dakit ondo ikusen den, baina ume asko ortozik atera dira, zapatak eskuan; hemen hori ohitura omen da-eta, zapata gabe ibiltzea.

UNA DE CIENCIAS NATURALES

Lake Te Anau
Por fin he visto un animal en el bosque. Me refiero a uno que no vuela. En la ruta del otro día ví un ciervo. La verdad es que no debe de haber muchos sueltos, en libertad quiero decir. Aunque hay mucho cazador, en algún sitio habrá. Ya habíamos visto, pero siempre en granjas, en campos cercados.

Un Pukeko
Cuando los europeos llegaron a estas tierras no había mamíferos terrestres, sólo murciélagos y ballenas y delfines. Lo que había era gran diversidad de aves, muchas de las cuales no volaban. Introdujeron conejos, y todo el mundo sabe lo que pasa con los conejos si los dejas libres, y más en una naturaleza tan exuberante com esta. Entonces, para controlar la cantidad de conejos, introdujeron hurones y armiños; las ratas y los sagutxus llegarían en barco sin invitación. Y no sé con qué fin (debe de ser mono) introdujeron la zarigüeya, un marsupial australiano.
Y el resultado ha sido catastrófico. Además de a los conejos, estos depredadores tienen a bien comerse cualquier cosa que se mueva, aunque
vuele, y no digamos si encima es torpe o no vuela. Total, que han exterminado gran variedad de aves, y hay otro montón en peligro. Algunas, voladoras, sobreviven en las islitas cercanas a donde no han podido llegar los susodichos animalillos. Desde el Departamento de Conservación (DOC) llevan años luchando denodadamente por controlar la población de estos depredadores. En cualquier paseo o ruta que hagas encuentras infinidad de trampas preparadas para atraparlos. Están señalizadas con triangulitos rosas, y numeradas. Las rutas las señalizan con triangulitos naranjas, clavados en los árboles, dicho sea de paso. Hay muchos más triángulos rosas que naranjas.

Lo de las zarigüeyas es caso aparte. Se han multiplicado casi más que los conejos (en este momento les tocan como 10 por habitante), y son voraces comedores de vegetal, preferentemente brotes y hojas tiernas de árboles autoctónos, con lo que hacen estragos en la vegetación. Son capaces de comerse, entre todas, más de 5000 toneladas de verde cada noche.
Hay postales y souvenires con dibujos de estos animales atropellados por coches, así de estimados son.

miércoles, 18 de marzo de 2015

MANAPOURI

Manapuri es conocido por dos motivos.
El primero, porque es el punto de partida para las excursiones al Doubtful Sound, un fiordo 3 veces más largo y 10 veces más grande que el Milford Sound que vimos Eva y yo. Y también 3 veces más caro, por lo que está menos transitado. Debe ser una pasada, todo el mundo lo dice.
El segundo, porque fue el escenario de una potente reivindicación ecologista allá por los 70 porque para construir una central hidroeléctrica preteendían recrecer en nivel del lago 30 m. Construyeron la central (es la más potente del país), pero el lago mantuvo su nivel. Algún que otro ingeniero tuvo que devanarse los sesos un poco más, supongo.

Y aquí estoy yo para un par de días. He ido a hacer una ruta, que es lo mío. Había una par de posibilidades. Las dos, rutas circulares, pero como para ambas había que coger un water-taxi que te cruce el río, me he hecho las dos en una. No pensaba pagar $20 por cada rua de 3 horas. Y sobrándome tiempo, que no se diga, había quedado con el taxista a las 6:30pm.

¿Que el árbol se cae sobee el camino? No es problema.
Otra ruta super chula, otro bosque de hayas recubierto de musgo... Todavía no he perdido la capacidad de maravillarme. En el momento hapyflower me he dedicado a intentar distinguir los diferentes cantos de los pájaros. He llegado a contar 8 diferentes. Y luego están los kereru, unas palomas autóctonas que no sé si emiten algún sonido pero tienen un volar sonoro muy especial que se distingue perfectamente.


Había leído algo sobre un wirebridge, y me imaginé un puente hecho con cables. Después de todas las pasarelas tibetanas que crucé en Nepal, y alguna otra que he pasado aquí, ¡quién dijo miedo!

Pues lo digo yo. Cuando ví la pasarela comprendí lo que quiere decir wirebridge. Exactamente lo que su nombre indica, en singular, puente de UN cable. Véase la foto para enterderlo.

Mi primera reacción, salir corriendo en dirección contraria. La segunda, intentar controlar el nervio y sopesar la situación con calma. Siempre hay solución. Visto que el río no era muy profundo, me quité las botas y los pantalones y pasé andando por un agua congelada. Pero ni comparación con el puente. Una vez de estar al otro lado, probé a subirme al puente y andar un poco; en caso de extrema necesidad o de vida o muerte creo que lo hubiera conseguido. Pero habiendo alternativa iba a pasar por allí la madre del topo. Y no me dice el botero que antes tenía un cable para los pies y sólo otro arriba para las manos...

martes, 17 de marzo de 2015

DUNEDIN Y LA PENÍNSULA DE OTAGO


Como tengo mucho tiempo hasta el 23 de marzo (Ima, mira qué bonita fecha...), fecha que tengo ya reservada para la famosa Great Walk, me cambio de costa por unos días para visitar Dunedin y la Península de Otago. Es lo de lo poco que dejó Eva sin ver de lo típico de los viajes organizados.
Aquí se viene a ver la estación de tren de la ciudad, y a hacer circuitos para ver pingúinos, focas y albatros en la península.
Y yo no iba a ser menos. He hecho lo que había que hacer (sin pagar) y un poco más. 
La verdad es que la ciudad da poco de sí, me ha sobrado mucho tiempo, porque volvemos a esos horarios incomprensibles: el comercio y los museos y demás cosas visitables cierran a las 17-17:30, antes el sábado, y muchos no abren el domingo. Y digo yo, ¿para que quieren luego supermercados abiertos de sol a sol? He visto alguno que abre de ¡6am a 10pm! En fin, a ver si me lo explica algún lugareño.


Lo que decía. Un par de edificios victorianos, alguna calle paseable, la famosa estación de tren, que además el sábado alberga la feria agrícola, y un museo de arte contemporáneo más que aceptable, aunque en este último estaban montando una exposición que inauguraban al día siguiente de irme, por lo que no había mucho que ver. Todo ventilado en una tarde y una mañana larga. La ciudad es agradable, pero da para lo que da. 
La península se recorre en un día. Por si acaso, pareo, bikini y bocata en el bolso, nunca se sabe qué deparará el destino. Tienen una Sandfly Beach, pero no hay moscas de esas en esta parte del país, es que la arena vuela en las dunas.


Una carretera serpenteante lleva al otro extremo donde se halla el Royal Albatross Centre. Me dijo la letona que lo que se ve pagando se ve desde un mirador cercano. No lo tengo claro, pero allá que voy al mirador. Estoy dudando sobre si lo que veo son albatros o gaviotas grandes. Una amable mujer me saca de dudas. Le han dicho que los albatros tienen 3 metros de envergadura, y que los pollos, recién han debido de nacer, no vuelan hasta septiembre. Me consuelo con ver unas cuantas focas nadando y jugando.

Prueba de agudeza visual, ¿qué es eso?
Para aprovechar los claros que se abren al mediodía voy a hacer una ruta que lleva a una playa, pasando por unas colinitas que llaman Las Pirámides, fruto de una erupción volcánica. La playa es enorme, y aunque sopla algo de viento, tomando el sol tumbada se está fenomenal.
En el camino de vuelta me encuentro con la misma mujer. Ya me lo había dicho, su marido no anda mucho pero ella se hace todos los paseos. A él le veo leyendo en periódica en el coche. Qué paciencia... O... ¡qué bonito es el amor!

Basalto, cristalización octogoanal.
Como esto hay en Fruiz, o lo había, por lo menos.
Al salir de allí me da un pálpito y vuelvo al Centro de los albatros. Entro a ver la pequeña exposición, y al salir, desde el mismo parking, veo una cosa enorme volando... No hay duda. Los de la mañana no eran, y esto sí es un albatro. Son impresionates. Me quedo un rato y veo unos cuantos, o al mismo dando vueltas, quién sabe.
Me voy contenta. De la visita a los pingüinos paso, es a las 8 de la tarde-noche y no me apetece esperar. Total, ya he visto algunos... Aunque estos deben de ser azules.


Una cosa os voy a confesar: estar sola en una ciudad es más aburrido. La playa y el monte se llevan de otra manera, pero es la primera vez que me siento en un restaurante sola, y se hace muy extraño. Al principio no sabía ni para dónde mirar. Y después, para tomar una caña he elegido sendas cerveceras con pantalla, para que parezca que haces algo. Un día me ha tocado cricket, y, al siguiente, rugby. Del rugby me he enterado de algo, del cricket, ni media.

sábado, 14 de marzo de 2015

HUMPRIDGE TRACK

Ahí dormí la primera noche.
Cuando allá por mediados de los 80 el gobierno neozelandés decidió suprimir el servicio forestal de Tuatapere, la población y, por lo tanto, la actividad económica decayeron notablemente en la zona. Entonces se creó un trust para estudiar posibles alternativas. No he conseguido entender quienes componen ese trust, ni lo que es realmente eso. Lo que sé es que crearon una ruta de tres días aprovechando, en parte, un antiguo trazado ferroviario construído en una zona imposible para mover troncos. Construyeron lodges para pernoctar y prepararon el camino para atraer al turismo. El resultado es una ruta que alterna bosque subalpino y costa, espectacular en algunos tramos, larga (22-22-20 km), y dura porque hay que acarrear lo de 3 días y sobre todo el primer día se desnivela bastante. Yo me lo he tomado como entrenamiento para la Great Walk que voy a hacer. Pero tengo que eliminar peso como sea.


Al ser de iniciativa privada es más caro que otros, pero merece la pena. Son $175 sin derecho a ducha caliente. Para que os hagáis una idea, la Great Walk van a ser $104, también sin ducha, pero en este caso es que simplemente no la hay, no es que la puedas pagar aparte. $10 por ducha me parece un exceso, es una cosa de principios cuando has pagado una pasta. Aprendí mucho en Nepal sobre lavarse como los gatitos. Pero la iniciativa privada es lo que tiene. Y si quieres, por $100 te llevan las cosas en helicóptero a los lodges. Pero, insisto, es 100% recomendable. Los bosques que he atravesado, y las gamas de verde de sus musgos no seme olvidarán fácilmente.


Como os decía, el primer día es el que más se desnivela. Otra vez bosque para arriba agarrándome a las raíces para ayudarme. Cómo eché de menos en algunos momentos esas botas amigas a las que poder seguir el paso sin pensar, esas que te ayudan a centrar el pensamiento y te dejan la cabeza vacía, esas que producen un efecto hipnótico que te permite avanzar aunque estés agotada o hasta la peineta. O haber sido yo la que marcara el paso a quien sea que viene detrás. Pero nada. Cuando vas sola apechugas y tiras para adelante por... no sé porqué. Menos mal que cuando más cansada estaba alguien amablemente había tenido la idea de poner un cutrecartelillo diciendo que ánimo, que quedaba media hora al punto más alto. Eso me alegró y aligeré el paso. Aunque Imanol no se lo acabe de creer, llovía, y la niebla me impidió gozar de las vistas. Se supone que desde ese punto se ve el lodge aunque todavía quede una tirada. Para cuando llegué, la niebla se había comido no ya el paisaje, sino el mundo exterior en general y hacía mucho frio. Menos mal que la encargada, de nombre impronunciable para mí, me ofreció un té y tenía la zona de estar muy calentita.


El segundo día comencé haciendo lo que normalmente se hace la víspera, el día ha salido espléndido: subir a hacer una ruta circular que te lleva a un alto y desde donde, esta vez sí, se ve un panorama excepcional. Y sin mochila, un gusto. De vuelta a por la mochila, otro cafecito con la del nombre impronunciable y a seguir caminando.
Después de 3 horas de marcha se llega a una serie de viaductos constrídos allá por 1016-18, hoy parte del patrimonio arquitectónico del país. Una chulada. Lástima que por uno de ellos no se pueda pasar y haya que dar la consabida vuelta al valle, incluido un subeybaja al río.


Estoba descansando tranquilamente al sol cuando llegó un inglés,  uno de los que está haciendo la ruta (en total somos 5) y me dice que a 5 min del siguiente lodge hay una playa en la que suele ser fácil ver delfines. Palábras mágicas: playa y delfín. Me puse en marcha escopetada, aunque el trazado ferrioviario, con sus travesaños, tornillos y mogollón de barro no ayudaba a avanzar deprisa.
Y aquí, la segunda
Y, efectivamente, hay una playa estupenda. Allá voy... Según la encargada, una letona a la que le entiendo perfectamente, el agua está muy fría, "like in Norwey". No tengo para comparar, pero como la de Galicia o algo mejor, diría yo. Pero estoba cansada, muy acalorada y no me costó. Las olitas, y las putas moscas, me ayudaron a decidirme.
Cuando llevaba un rato fuera aparecen dos delfines, ¡qué ilusión! Y a pesar de que ya estaba vestida, a pesar de que ya me había embadurnado con el repelente, volví a meterme al agua. Se supone que son animales amigables y a veces se acercan a las personas. No fue esta vez. Me debieron de tocar los delfines tímidos. Al rato llegó el inglés, lo intentó y esta vez desaparecieron del todo.


Esa noche la letona nos propuso ir a por pauas, un molusco de cierto tamaño que yo desconocía. Pero estaba dispuesta a probarlo, y me parecía una aventurilla ir a pescarlos, si es que el marisco se pesca. Pero había oscurecido bastante, no encontró el camino al acantilado y tuvimos que abortar la operación. No me quedó más que juntarme con el resto, a los que habíamos dejado haciendo un puzzle colectivo.


Pero ir sola tiene sus ventajas. El primer dia, algo en el camino me sobresaltó. No sabía bien qué era. Hasta que me paré un rato. No sé en que momento el camino se había apartado de la costa y de la especie de jungla por la que iba, y se había adentrado en un bosque de hayas y otros árboles autóctonos. Cuando me paré, digo, realmente no se oía nada. Nada. Debía de ser eso lo que me había llamado la atención. Ni un pajarillo, ni un ave, ni el murmullo del mar al fondo. No se oía nada. Y eso no lo puedes percibir si vas con gente. 





lunes, 9 de marzo de 2015

LOS CATLINS: PARADAS INTERESANTES

Tautuku Beach
El deporte nacional entre los turistas en este país es ir en coche haciendo diferentes paradas por la carretera: miradores, paseos de entre 20 y 40 minutos, atardecer viendo pingüinos... Lo que yo he hecho en 5 días, la gente lo hace en dos, a veces en uno saltándose alguna parada. Os cuento algunas de las paradas que hice yo en el camino de vuelta a Surat Bay.

Un paseíto de 20 minutos lleva a unas cascadas bastante chulas, las McLean Falls. A juzgar por los gritos de unos adolescentoides que andaban por allí, el agua debía de estar un rato fría. Y cuando he llegado al final me he encontrado con un grupo escolar. Me he sentido como en casa, je je... Y han aparecido los gordos. Más de la mitad de los profes (por lo menos he contado 6 para un grupo de 30 o menos) lo eran, y unas cuantoa de las criaturas también. Conclusión: en esta isla sur hay mucho guiri, y en cuanto ves autóctonos, ves gordos. Y no hemos visto maoríes porque aquí sólo viven el 5% de ellos, no sé dónde lo he leído.

Otro paseíto lleva al lago, lagunita más bien, Wilkie. El paseo discurre entre bosques de enormes árboles autóctonos que desconozco. Aparte del acebo, que aqui también lo hay, y, a diferencia de las hayas, es como allí.

El paseo de Old Coach Forest bordea una marisma y lleva a un asentamiento donde los primeros maoríes cazaban moas. Los moas eran unas aves parecidas al avestruz, grandotas, torpes y que no volaban. Ya no hay, los mories se las comieron todas. Del asentamiento no queda nada, pero hay un cartel que lo explica.

Hay otros paseos perfectamente indicados: estuario de Tautuku, otras 3 cascadas (una presume de ser de las más pequeñas del mundo, tenía que haber ido a ver cómo era), y otro cartel más pequeño a la playa de Tautuku, que es una maravilla, ya os había dicho que la iba a encontrar. Y aunque llueve, he ido a pasear un poco, chubasquero y paraguas en ristre Una pena. Creo que los próximos días no va a hacer bueno, se me está resistiendo el baño en esta zona, y eso que las playas son de empadronarse para siempre.

Mención aparte necesita Nugget Point, un faro para el que hay que desviarse 15 km, 6 de ellos sin asfaltar y que queda relativamente cerca de mi destino. Ahí vi el primer día los pingüinos, y ahí he vuelto a hacer el paseo hasta el faro un rato que la lluvia me ha dado tregua. A sus dos vertientes rocosas se avistan focas, algunas de ellas crías jugando en los pocillos que se forman entre las rocas.

Debe de haber muchos paraísos en el mundo, y unos cuantos de ellos están en Nueva Zelanda. Y de ellos, en mi opinión, varios se agrupan en este trozo de costa.

Las vistas desde la habitación. 
No he podido andar en canoa, de hecho uno de los días ni salí de la casa de lo que llovía, pena no haber podido estar en pijama para sentirme como en casa... Ahora mismo estoy escribiendo esto mientras enfrente, en la playa, una leona marina anda tranquilamente buscando un sitio donde echarse a sestear, que ese debe ser su deporte nacional. ¿Cómo no iba a volver aquí?

¿Quién no se apuntaría a este deporte?