miércoles, 23 de marzo de 2016

MANCHESTER


Le debía una visita a Mercè. Tenía que haber sido en Lancaster durante mi año sabático, pero, aunque os cueste creerlo, no encontré el momento. Ahora, aprovechando mis vacaciones de maestra, me he venido unos días a Manchester, su actual destino.


Me ha costado encontrar las palabras para definir Manchester. Creo que es una ciudad que si no tienes una amiga a quien visitar, o si no juega el Athletic, no merecería la pena visitar. Pero una vez que estás aquí, mola. No tiene un centro histórico antiguo (los alemanes en la Segunda Guerra Mundial se encargaton de ello, y el IRA lo remató en 1996),ni grandes museos (aunque sí algunos pequeños muy interesantes), los viejos almacenes, imprentas o pabellones del centro se han convertido en grandes centros comerciales, y el ladrillo rojizo se intercala con nuevas estructuras de metal y vidrio en muchas ocasiones de una manera poco afurtanada. Es sucia, muy sucia. Y cuando he estado yo, en obras, no creo que haya habido calle ni zona en la que he estado que no haya estado en obras. Me han llamado mucho la atención los sin techo, no tanto por el número, que era grande, sino porque eran bastante jóvenes y autóctonos.



Pero es la cuna de grupos como The Smiths, Stone Roses, Joy Division y Oasis, entre otros, y aquí comenzó la Revolución Induatrial y posteriormente el sindicalismo. También el vegetarianismo y la Liga Profesional de Fútbol, para qué os voy a mentir. Y los hipster también nacieron aquí. A lo que voy, que es una ciudad viva, activa, con una Universidad enooorme (también en obras, por cierto), unas cuantas bibliotecas estupendas, una vida contracultural muy potente, y un montón de pub clásicos y locales novedosos más que interesantes. Le sumamos algunas buenas intervenciones arquitectónicas conciliando lo vetusto con la modernidad. Así que hemos compaginado el callejeo y las visitas culturales, con brunchs, dessyunos ingleseses y high teas. Los detalles, en la próxima entrada.

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