lunes, 31 de marzo de 2025

AREQUIPA


Arequipa es una ciudad de más de un millón de habitantes a 2360 m sobre el nivel del mar, rodeada de montañas de más de 5000 m, entre ellas los Volcán Misti, Chachani y PichuPichu. Es la ciudad natal de Vargas Llosa, quien tiene un museo al que no pensaba ir. El tráfico es infernal y caótico. Afortunadamente, el centro histórico es casi peatonal. 

Tiene un centro histórico monumental, con casonas y palacios coloniales y una Plaza de Armas absolutamente impresionante. Tres de sus laterales están flanqueados por soportales de dos pisos, y el cuarto está ocupado por la catedral, la catedral más ancha de Perú. Destaca, además, el Monasterio de Santa Catalina, prácticamente una ciudadela dentro de Arequipa, una cuadra entera de 20.000 m² (se dice pronto) oculta tras unos imponentes muros. Es jn convento de monjas dominicas fundado en 1850, y allí vivían en clausura muchas monjas, ninguna pobre. En él te puedes pasar una mañana visitando los patios, los claustros, las diferentes celdas, sus cocinas y otras dependencias. Tiene calles y plazas y un colorido muy evocador.

A Arequipa le llaman la Ciudad Blanca. Hoy cuentan que es porque la piedra con la que está construida la parte histórica es de ese color, pero la verdad es que se llamaba así porque hacían gala de su origen español y de su poca mezcla con la población nativa. Les ha venido bien lo de la piedra para blanquear la historia, cuando antaño lo que querían era blanquear su sociedad. En los tiempos de lucha por la independencia, Arequipa y sus blancos habitantes se pusieron del lado español. Hoy parece ser que son un reducto que quiere diferenciarse del resto de Perú, aunque sin connotaciones racistas.

Uno de los edificios que la guía recomienda ver es la Casa Ricketts, un edificio que fue escuela, palacio, sede arzobispal y residencia de algunas de las familias más pudientes de Arequipa. Hoy es sede del BBVA, y se puede entrar a curiosear. La verdad es que es impresionante. 

Otra de las visitas obligadas es la iglesia y los claustros de la Compañía de Jesús. Que no es de ellos. Los jesuitas fueron expulsados de Perú (como lo fueron de Chile y de máspaíses) en 1767, y les quitaron todas sus posesiones. Ahora administran la iglesia, pero el claustro es un centro comercial. A pesar de ello, mantiene una belleza muy especial. No venía en la guía, pero en la iglesia vimos que anunciaban una cúpula policromada, la de la capilla de San Ignacio, y la encontramos de chiripa mientras deambulabamos por los claustros, que aquí la tendencia es que haya dos y tres encadenados. Una maravilla.

Nosotras dormimos en una especie de palacio que había sido construido por un obispo. Que también tenemos un nivel.

Las iglesias son en general barrocas y particularmente a mí no me gustaron, pero hay que reconocer que ese barroco mezclado con aires incas, barroco andino le llaman, queda molón, sobre todo en las portadas. Hubiera estado bien haber hecho dos noches para vivir un poco más la ciudad, pero el deber turístico mandaba, y al día siguiente había que madrugar para ir a la zona del Valle del Colca y su afamado cañón. 




1 comentario:

  1. Impresionante la dimensión del monasterio de sta catalina que le da para calles y plaza

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