Hemos empezado por lo clásico: Campo di Fiori, Piazza Navona y los alrededores del Panteón. Estamos en temporada baja y hay poquísima gente, o esa es mi impresión al menos: la otra vez que estuve era Semana Santa, os podéis hacer una idea de las hordas, ¡era impresionante!
Una pena el tiempo. Hoy ha llovido un poco y el cielo ha estado muy gris, eso deslucirá un poco las fotos.
Por lo demás, yo encantada. Roma es una ciudad fácil, invita al paseo sin rumbo, a cada vuelta de la esquina encuentras plazas y rincones con mucho encanto y la mayoría de las iglesias albergan tesoros escondidos. Aunque a Iñigo al primer golpe le ha parecido decadente, y a la tercera iglesia ya no sabía ni dónde estaba.
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