miércoles, 9 de agosto de 2017

DIARIO DE UNA TRAVESÍA I

SKARDU-ASKOLI (3050 m)

Quedamos a las 8 de la mañana (eso significa entre 8 y 9) y llegan a las 9:30, eso es horario pakistaní. Nos esperan 130 km por carretera de cuarta/pista/camino, con innumerables baches, torrenteras pedregosas y desprendimientos pseudoarreglados. En un valle, hace dos meses se cayó una curva entera, y para pasar por lo arreglado nos bajamos del jeep por si acaso.

Avanzamos 5 horas y retrocedemos una estación. Aquí elmtrigo todavía estáverde. Llegamos a Askoli, comienzo de nuestro trek y de todas las expediciones que van al K2. Es un pueblucho pobre, polvoriento, y eso que por el cakino hemos visto trrrazas muy cuidadas y vallecitos con mucho encanto.
Por el camino hemos pasado unos cuantos controles del ejército. En uno de elos nos dicen quenada de fotos a puestos militares, a puentes y a mujeres. Hay que joderse. La verdad es que ellas lo tienen muy interiorizado, porque en cuanto ven una cámara se esconden.


ASKOLI-MANLA  (3300 m)

Hoy empieza realmente el trek. Comenzamos a caminar a las 7h. Una hora hasta la casa del Parque Natural del K2. Primer problema: no parece que nuestro permiso esté pagado. Arduas negociaciones, se supone wue lo tenemos incluido en el pack, no queremos pagar. Al final, como el guarda es primo de nuestro guía, le dejan pagar en rupias.

Seguimos caminando a la vera de un río. Voy floja. Si mezclas en una coctelera una diarrea  de espanto, el calorón del mediodía y el único repecho fuerte del día, el resultado es una pájara de miedo. Llego fundida al lunch, después de haber colocado a Natxo el cargador solar y a Héctor un litro de agua. Y al guía la cámara.P ara terminar el collado dejo la mochila tirada en el camino y baja Héctor a buscarla. Después del lunch, en el que casi no como porque no me entra, un rato de descanso. Los 3 Fortasec que me he metido también habrán hecho su labor. Resucito, menos mal, porque ha aparecido un lago nuevo donde tenía que estar el camino y bordearlo por encima de la morrena se hace largo y fatigoso. A ratos camino detrás de Héctor. Va de piedra en piedra seguro, ágil, con equilibrio. Grácil. Vamos, igual igual que yo.
Ah, y saco el Goretex 20 minutos.


MANLA-SHATUNG (3930 m)

Amanece lloviendo. Después nos respeta, ni siquiera sacamos el chubasquero. 3 horas de morrena guarra, y aparece el glaciar. Una inmesidad blanca, todo lo que abarca la vista hacia adelante es como una autopista bien trazada. Vamos por el centro, se camina mucho más cómodo. En el lunch como todo lo que no comí ayer: sopa, sardinas, atún... Volvemos al lateral salvando una morrena pedregosa. Llegamos a una zona verde, florida, arenosa. Tremendos dos repechos para llegar a un buen sitio, con río y un poco de agua remansada. Llueve cuando llegamos pero sale el sol de nuevo. Procedo a una limpieza con pareo, hay que ser discreta. El agua está que corta, no puedo llegar a contar siete con los pies dentro.

Ejerzo de médico: uno tiene dolor de muelas, le doy 3 ibuprofenos con instrucciones, espero que me hiciera caso. Se abre la veda. Otro tiene tos y algo en el pecho que no entiendo pero da igual, si no sé de medicina. Le largo una aspirina, a ver... Otro viene con una ampolla/herida entre los dedos del pie. Lo primero, que se lave con agua, espero que no se ofendiera. Le hago una cura con betadine y le pongo unas  tiritas.


SHATUNG-BAINTHA (4050 m)

Hoy tocan menos de dos horas por sendero florido o lecho de arena de río, hasta llegar al siguiente campamento. Aquí vamos a estar dos días, por eso de aclimatar. Subimos al flanco de la morrena y la vista es espectacular, el glaciar sigue todo lo que da la vista. Vislumbramos un lago, supuestamente templado. Desde luego está menos fría que el de ayer, pero de ahí a templada... Pero da para limpiarse y tener los pies dentro, y Héctor sí que se anima a meterse.

Parece ser que todos mis pacientes evolucionan favorablemente, ninguno viene a por más.

Nos vamos engorilando con un monte que hay detrás y vamos a investigar a ver por dónde lo atacamos mañana.

Natxo hace retratos a todos los miembros del staff, yo apunto los nombres, y creerme si os digo que fue una ardua misión, pronuncian rarísimo. Descubro que debajo de esas gorras sucias, detrás de esos bigotes y esas barbas desaliñadas, hay algunos guapos, muy guapos. Natxo bautiza uno como Kortajarena, para que os hagáis una idea. Luego hay sesión de sokatira, parece que por aquí también se estila.

Al día siguiente desayunamos a las 4 para atacar el monte en cuestión. La subida se hace dura, no hay camino marcado y vamos improvisando. Después de mucho subir tengo dolor de cabeza, decido no continuar, mi motivación por ver las montañotas de cerca no se asemeja para nada a la de éstos. Subo hasta un antehombro herboso y me quedo ahí. Natxo y Héctor continuan, cada uno a su bola. Después de una cabezada empiezo a bajar, he debido de subir mucho porque la bajada se me hace larguísima. Natxo y Héctor vuelven agotados pero emocionados, han visto no sé qué montes (los Latok, el Ogro...) que a ellos les dice algo.

Acaba de aparecer un cabritillo, qué pena, no es nuestro. Es de unos que vienen a observar y fotografiar osos. La última gallina cayó ayer, y faltan muchos días...

1 comentario:

  1. Pues nada, que eres mi héroe más grande!!!!! A disfrutarlo! Un beso enorme

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