jueves, 5 de noviembre de 2015

Y YA VAN DOS MESES...



Antes de leer esta entrada, os recomiendo que veáis el vídeo que la  acompaña. Me alegro de formar parte del numeroso y abnegado grupo de personas dedicadas a inculcar un mínimo de cultura en las cabecitas de la juventud, de contribuir a la erradicación del burrismo y de intentar que nadie de entre el alumnado de mi centro pueda protagonizar una conversación como ésa.
Ya llevo dos meses trabajando. Y, pasada la primera semana de odiar el despertador, estoy encantada, la verdad. No sé cómo lo llevaba antes, no lo recuerdo especialmente. No sé si es la distancia, el ánimo renovado o que me estoy haciendo mayor. Me gusta mi alumnado. Hasta al más disruptivo le encuentro su punto. Alguno habrá que no llegará a la excelencia, ni siquiera como persona. Pero hace tiempo, mucho antes del sabático, que decidí que yo trabajaba para el resto. Para la inmensa mayoría del alumnado, esa mayoría que escucha, que curra, que llegará a ser buenas personas, incluso gente comprometida.
Os conté lo del inglés, lo de las clases de plástica en inglés. Pasada la sorpresa inicial, hoy los alumnos están encantados. Quiero creer que entienden lo que el profesor les pide, porque están haciendo cosas muy chulas en plástica. y hacen sus pinitos para expresarse en inglés. con total naturalidad, hasta con ilusión.
Me oiréis quejarme, por supuesto. Hay que reconocer que no pillamos a estos adolescentes en la mejor etapa de su vida. Afortunadamente, eso es algo que se cura con el tiempo. Pena es que nosotros no lo vemos, excepto que vengan a visitiarnos algún año más tarde. Y muchos vienen, prueba de que no lo hacemos tan mal. Es más, lo hacemos más que bien para la recompensa y el reconocimiento que recibimos.
¿Para cuándo un monumento al profesorado? Je, je...

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