sábado, 12 de agosto de 2017

LA ORGANIZACIÓN


Hemos sido un grupo de 4, nosotros 3 y un francés mayoreto con el que nos hemos arreglado bien.

Para poder hacer la travesía hemos contado con una tropa: el guía, Baker Jamal, muy recomendable; un cocinero, al que hemos enseñado lo que es una tortilla de patatas y ensaladilla rusa; un ayudante de cocina que también hacía de porteador; y otros 17 entre porteadores y los que se encargaban de los caballos, dos (caballos y encargados, coincide), que nos acompañaron las primeras jornadas, hasta que los caballos ya no pueden avanzar por el glaciar. O sea, 20 personas para 4 caminantes.

Todo funciona como un reloj (pakistaní, pero reloj al fin y al cabo). Según van llegando al campamento se montan las tiendas, la cocina y el comedor, el cocinero se pone a lo suyo, y los porteadores se montan sus cubículos para dormir. En la mayoría de los campamentos ya hay una especie de rediles preparados, y se colocan ahí, tapándose con plásticos grandes si se ve que va a llover. Al día siguiente, después del desayuno, el engranaje se pone en marcha para desmontarlo todo, cargarlo y
Preparado para el lunch
dirigirse al siguiente campamento. Nosotros andamos entre 5 y 7 horas, depende del día. Por el camino, lunch time. Se para, se come (nada de bocatas: sopa, atún, sardinas, té con galletas...), y a seguir. Los porteadores cargan con nuestros petates, sus cosas y su comida, y con todo el resto de lo necesario para nosotros: tiendas, comida, todo lo de la cocina, mesas, sillas...

Algún día, sobre todo después de quedarnos sin la ayuda de los caballos, hemos asistido a alguna discusión sobre el reparto de la carga. No problema, aparece el que hace de encargado con un peso, una especie de dinamómetro, y a correr.

En eso que veis durmieron, a pelo
Hemos sido ingenuos. Hemos (han, Natxo y Héctor) traído material de escalada como para pasar las grietas más arriesgadas, y no nos dábamos cuenta de que por donde pasamos nosotros también tienen que pasar todos los demás, y cargados, así que no se arriesga nada. Natural.

Safety time, lo flipas cómo se atan.
Lo que no es tan natural es lo que hacen con la basura. Nada de acarrearla de vuelta, no. La queman en el sitio, aunque no se quema del todo, y hay cosas, latas, sobre todo, que ahí se quedan. Y ahí lo dejan. Y los rediles de los porteadores no destacan por su limpieza precisamente. Cuando no lomtiran morrena abajo. A nuestro guía le gusta más este recorrido que el del Baltoro o el Campo Base del K2, entre otras cosas porque dice que aquellos están más sucios. Visto el nivel de toleramcia que tienen en ese tema, no quiero ni pensar cómo están esos circuitos. Espero que este no llegue a esos extremos, aunque mucho me temo que si se va popularizando, llegará. Qué pena.





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