El Mont Blanc es el merengue redondito del centro. |
Madrugón, 12 horas de viaje y ya estamos en Chamonix. El pueblo no es especialmente atractivo, pero las vistas son espectaculares.
Mañana empezamos la travesía de 7 días que nos llevará por altitudes elevadas de una localidad a la otra atravesando diversos glaciares. Vamos bien equipados (cuerdas, arnés, piolet...) lo que hace que nuestras mochilas pesen acaso en exceso; eso será lo peor de estos días que se auguran climatológicamente benévolos y paisajísticamente grandiosos, con vistas del Mont Blanc, el Cervino y sus glaciares.
Después de la cena nos deleitamos con las vistas del Mont Blanc, que va cambiando de color, del blanco al naranja y después al rosa, según va bajando el sol.
Os voy a confesar que vengo un poco asustada, hasta ahora no me he enfrentado a esta dificultad técnica: nieve, glaciares, cordadas, piolet y crampones... Dos días dormiremos a más de 3000 m. Sé que los amigos con los que he venido son prudentes y eso me da mucha confianza. Salvando la desazón que siento en este momento, estoy deseosa de coger el teleférico que nos dejará en el punto de partida. A pesar del cague... ¡esto promete!
¡Vayaaaaa! ¡¡¡Qué guapos los compañeros de cordada!!!
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