Ha tocado otra travesía por Pirineos. Esta vez por Pass´Aran, en zona francesa a la altura del Valle de Aran.
Hemos ido una tropa: 17 caminantes, 3 guías y dos a la intendencia. La organización, impecable, a pesar del mogollón, como siempre. La zona, una maravilla. Diversa, a ratos exigente, fascinante, espectacular, empezando por bosques de baja montaña, pasando por prados de altura hasta llegar a la alta montaña sin apenas vegetación, con cimas como el Mont Valier.
Y todo salpicado de numerosos lagos y embalses que algunas (y alguno también) no han perdonado. Yo sólo me bañé en uno, en el menos frío, no voy para nutria como otras. Hemos pasado por zonas de antiguas explotaciones mineras de galena y blenda, zonas de contrabandistas, de exiliados y pasadores... También ha habido lugar para la historia y la cultura, aunque eso ya os lo contaré en la próxima entrada.
Prueba de agudeza visual: búsquese el refugio en el que dormimos. |
Dos de los días la furgoneta de la intendencia no llegaba al refugio. Eso significa cargar un poco más a mochila, pero te permite pernoctar en grandiosos parajes, en sitios realmente especiales.
Ya he comentado que hemos ido una tropa. Cuando viajas en grupo te encuentras de todo: amigos, gente con la que conectas, gente con la que no tienes mucho que ver... Gente afín, y gente con la que sólo te relacionas en el monte, con la que no congeniarías fuera de ese entorno. Yendo tantos todos tenemos momentos en los que te apetece desmarcarte, caminar en solitario, escuchar el silencio... Y se consigue sin ofender a nadie, se entiende la necesidad, que es compartida y general. Hay momentos para el recogimiento y momentos para la tertulia y las risas en grupo. Con un mínimo esfuerzo, la convivencia se hace fácil y todo fluye.
Pero hacía tiempo que no me encontraba con alguien tan maleducado. Una persona incapaz de una sonrisa o un comentario amable (cháchara aunque sea) cuando coincides a cenar o desayunar, una persona distante que no se relaciona con cualquiera. alguien que ni siquiera se comporta con las chicas de la intendencia, que son un amor. Un poco de educación y estar a la altura de las circunstancias no me parece mucho pedir.
Y no, ni queremos ni pensamos enseñar eso en la escuela. Por si lo habíais pensado.
Aquí toda la tropa. |
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