lunes, 31 de marzo de 2025

EN RUTA DESDE AREQUIPA


Abandonamos Arequipa para hacer el tour del Cañón del Colca. Dos días de viaje para llegar a Puno, a orillas del lago Titicaca.

El primer día nos fuimos deteniendo en diversos lugares para ver llamas, alpacas y vicuñas en la Reserva Natural de Salinas y Aguada Blanca, en una ruta que va rodeando el  Volcán Chachani. En esas paradas hay oportunidad de hacer fotos con las llamas y alpacas, previo pago de la propina correspondiente, que la gente del lugar vive también de eso.  De camino el tiempo fue empeorando, y para cuando llegamos al punto más alto, 4910 m., un mirador desde el que se supone que se ven 6 volcanes, había granizado, el suelo estaba blanco y la vista desaparecida en la niebla. Todos los alrededores del mirador, terreno árido plagado de piedras, está lleno de hitos. Nunca entenderé la necesidad de la gente para hacer eso, por qué no dejarán las piedras en paz.

Después de un almuerzo buffet bastante de batalla, llegamos a Chivay, donde alojamos. Por la tarde, una visita a unas termas cercanas, una serie de piscinas de agua caliente con propiedades medicinales, cómo no. La hora que pasamos en el agua fue muy reparadora.

Me fijé en el precio de la gasolina y aluciné, era desorbitado. Hasta que el chófer del tour me dijo que el precio es por galón (unos 3 litros),  y entonces ya salían las cuentas algo mejor. 

El segundo día salimos pronto. Primera parada en Yanque, pueblo donde nos encontramos niñas bailando alrededor de la fuente de la plaza vestidas con sus trajes tradicionales.  También piden propina.  Cuando desaparecen los turistas irán a sus casa, se cambiarán de ropa y entrarán a la escuelaa las 8:30. No me gustó la utilización de las niñas para sacar dinero. No sé para quién iría la verdad: las propias niñas, sus familias, la comunidad... no me parece aceptable de ninguna de las maneras. Por lo demás, Yanque tiene una iglesia curiosa, apuntalada porque hace 3 años hubo un terremoto,  y santos y vírgenes ataviados con los sombreros típicos de la zona.

Parece mentira pero a esas altitudes hay campos floridos, cultivos variados y terrazas que suben por las laderas, algunas estrechas, algunas geométricas y más bajas, dependiendo del acervo cultural del que las hace. Preincas, estrechas e irregulares y subiendo por las laderas; incas y arrieros, más bajas en altitud y más grandes y geométricas. 

Seguimos el camino y fuimos parando por más miradores. En el de la Cruz del Condor, vimos bastantes cóndores. Como su propio nombre indica, se para allí para eso. Te tiene que acompañar la suerte, y nosotras tuvimos mucha. La gozamos. Más adelante, paramos en Maca. Allí la particularidad de la iglesia es que sus santos y vírgenes tienen pelo de verdad. Si ya me dan grima las imágenes en general, imaginároslos con pelo. Un asco. Probamos el sankayo, un fruto parecido al kiwi de sabor pero ácido como el limón. Se podía tomar un Colca Sour, hecho con él, o un zumo. Adivinad qué pedí yo....


En la plaza había gentes varias con llamas, águilas, cualquier cosa para la gente se saque fotos y sacarse unos dinerillos. 

Después del almuerzo en un buffet algo más decente, teníamos por delante un largo viaje hasta Puno.

Llegamos de noche a Puno. Se veía mucha animación. Cogimos un taxi al puerto pequeño, porque estábamos alojadas en Uros y allí se llega en lancha pero no desde el puerto principal. Menos mal que el taxi lo había contratado la guía del tour, porque de noche, por unas zonas siniestras, nadie por la calle, nosotras cansadas... hubiéramos sido una presa fácil de secuestro. Esa sensación de aventura peligrosa y diez minutos del viaje en motora, nos quitó la tontería del viaje y nos dejó de buen rollo para la siguiente etapa.











AREQUIPA


Arequipa es una ciudad de más de un millón de habitantes a 2360 m sobre el nivel del mar, rodeada de montañas de más de 5000 m, entre ellas los Volcán Misti, Chachani y PichuPichu. Es la ciudad natal de Vargas Llosa, quien tiene un museo al que no pensaba ir. El tráfico es infernal y caótico. Afortunadamente, el centro histórico es casi peatonal. 

Tiene un centro histórico monumental, con casonas y palacios coloniales y una Plaza de Armas absolutamente impresionante. Tres de sus laterales están flanqueados por soportales de dos pisos, y el cuarto está ocupado por la catedral, la catedral más ancha de Perú. Destaca, además, el Monasterio de Santa Catalina, prácticamente una ciudadela dentro de Arequipa, una cuadra entera de 20.000 m² (se dice pronto) oculta tras unos imponentes muros. Es jn convento de monjas dominicas fundado en 1850, y allí vivían en clausura muchas monjas, ninguna pobre. En él te puedes pasar una mañana visitando los patios, los claustros, las diferentes celdas, sus cocinas y otras dependencias. Tiene calles y plazas y un colorido muy evocador.

A Arequipa le llaman la Ciudad Blanca. Hoy cuentan que es porque la piedra con la que está construida la parte histórica es de ese color, pero la verdad es que se llamaba así porque hacían gala de su origen español y de su poca mezcla con la población nativa. Les ha venido bien lo de la piedra para blanquear la historia, cuando antaño lo que querían era blanquear su sociedad. En los tiempos de lucha por la independencia, Arequipa y sus blancos habitantes se pusieron del lado español. Hoy parece ser que son un reducto que quiere diferenciarse del resto de Perú, aunque sin connotaciones racistas.

Uno de los edificios que la guía recomienda ver es la Casa Ricketts, un edificio que fue escuela, palacio, sede arzobispal y residencia de algunas de las familias más pudientes de Arequipa. Hoy es sede del BBVA, y se puede entrar a curiosear. La verdad es que es impresionante. 

Otra de las visitas obligadas es la iglesia y los claustros de la Compañía de Jesús. Que no es de ellos. Los jesuitas fueron expulsados de Perú (como lo fueron de Chile y de máspaíses) en 1767, y les quitaron todas sus posesiones. Ahora administran la iglesia, pero el claustro es un centro comercial. A pesar de ello, mantiene una belleza muy especial. No venía en la guía, pero en la iglesia vimos que anunciaban una cúpula policromada, la de la capilla de San Ignacio, y la encontramos de chiripa mientras deambulabamos por los claustros, que aquí la tendencia es que haya dos y tres encadenados. Una maravilla.

Nosotras dormimos en una especie de palacio que había sido construido por un obispo. Que también tenemos un nivel.

Las iglesias son en general barrocas y particularmente a mí no me gustaron, pero hay que reconocer que ese barroco mezclado con aires incas, barroco andino le llaman, queda molón, sobre todo en las portadas. Hubiera estado bien haber hecho dos noches para vivir un poco más la ciudad, pero el deber turístico mandaba, y al día siguiente había que madrugar para ir a la zona del Valle del Colca y su afamado cañón. 




jueves, 27 de marzo de 2025

LIMA


Y llegué a Perú. Lo primero que me llamó la atención fue un cartel de"Bienvenidos AL Perú". Porque los peruanos llaman a su país El Perú,  y así lo declinan cuando hablan. En el hotel me junté con Eva, Concha y Rakel. Ellas habían llegado antes que yo. Dejamos las maletas en el hotel y nos echamos a las calles. 

Primer destino, Lima Centro. Es el centro histórico de la ciudad,  diseñado en el s. XVI, en tiempos de Pizarro. Lógicamente, es la parte más monumental, con edificios de estilo colonial, una gran Plaza de Armas e innumerables iglesias barrocas, aunque guerras y terremotos hayan hecho que muchos no hayan llegado a nuestros días. Es una zona agradable de pasear. Buscamos el Mercado Central, atestado de gente aunque era domingo, pero estábamos muy cansadas y tanto bullicio pudo con nosotras. Nos fuimos sin haberlo visto bien, lo mismo que el barrio chino, que está allí mismo.

Me llamó la atención la gran cantidad de policía. De 4 en 4, de 6 en 6, con escudos. Un despliegue impresionante. Han decretado el estado de alarma en algunas partes de Lima, y pensé que sería por eso. Pero un taxista nos dijo que no  que eso que veiamos era lo habitual en esa zona. Investigando, leí que el estado de alarma "sólo"significa que está restringido el derecho de reunión y manifestación de la ciudadanía, y que se pueden realizar detenciones sin orden judicial. Nada que nos afectara a nosotras.

El ambiente está revuelto. Ha habido grandes manifestaciones debido a la inseguridad ciudadana. El detonante, el asesinato de un cantante de cumbia por parte de sicarios. Consecuencia de ello, la dimisión del Ministro del Interior, aunque no parece que ello vaya a significar ningún cambio. 

Nosotras anduvimos con bastante tranquilidad, tanto por el centro como por los demás barrios por los que hemos andado, Miraflores y Barranco principalmente. 

Es la única capital sudamericana frente al mar, y ha sabido sacar partido de ello. Tiene kilómetros de paseo de costa sobre los acantilados, acompañados de grandes jardines y algún que otro centro comercial. Es agradable darse un paseo por allí. Desde arriba se divisan zonas de esparcimiento y de playa a orillas del mar, pero ambas zonas están separadas por unos escarpados acantilados y una carretera de 4 carriles. Los malecones son balcones privilegiados para ver el sunset. Si, aquí no hay STOP (dicen Pare), ni Parking (dicen estacionamiento), pero no hay puesta de sol, hay sunset.

Miraflores combina la cercanía al mar con unas pocas casonas de antaño intercaladas con modernos edificios. Es el centro moderno de Lima. Se ve mucho nivel, bastante vida y poco encanto. Llegamos un domingo, y a la tarde había una especie de verbena, más bien un bailable tipo los que de hacían en La Casilla, en uno de sus parques. Cuenta con un interesantísimo museo de textiles, la Fundacion Museo Amano. Llama la atención que todos los carteles estén en castellano, inglés y japonés hasta que te enteras de que el tal Amano se llama Yoshitaro Amano. Y con unas ruinas preincaicas, Huaca Pucllana, que en quechua quiere decir templo de juegos, que serían religiosos. Las ruinas ofrecen un poderoso contraste entre estructuras que distan miles de años en su construcción, pegadas como están a edificios absolutamente modernos. El templo debía ser una pirámide compacta, construida con la técnica del librero, esto es, miriadas de pequeños bloques de adobe dispuestos como libros en una estantería, fila sobre fila.

Barranco es un barrio animado, fundado en el s. XIX que conserva casas señoriales y muchos edificios coloniales de dos pisos la mayoría convertidos en tiendas e interesantes galerías de arte. Tiene un bonito callejeo, muchos murales, zona de costa y un puente de madera al que han sabido sacar partido turístico.  El puente inspiró una de las canciones más populares del cancionero peruano: La flor de la canela, de Chabuca Grandas. Es la zona de marcha por excelencia y una buena opción para alojarse. 

Fuera de estos barrios, fuimos al Museo Larco, con una exposición de cerámica precolombina muy grande y muy bien presentada. Una de las salas presenta motivos eróticos, muchos muy explícitos.

Lima no tiene mucho encanto quitando las zonas más turísticas. Casi todas las manzanas están rodeadas de muros coronados de alambradas. Real o no, la sensación de que los limeños viven en una inseguridad permanente se hace patente. Los barrios periféricos se extienden subiendo ladera arriba por los cerros que la rodean, absolutamente abigarrados, y la vida en esos barrios no parece fácil. 

A pesar de todo, si se combina con la visita de algunos de sus fabulosos museos da para pasar bien 3 días.

domingo, 23 de marzo de 2025

CHILE: IMPRESIÓN GENERAL


Casi dos meses desde esa foto

Me ha encantado Chile. Es un país diverso, geográfica, climatológica y paisajisticamente hablando. Sus gentes me han parecido amables, atentas, acogedoras. Como me dijo un francés afincado en Puerto Varas hará 20 años, las gentes de Chile te ayudan sin esperar nada a cambio. Y creo que es cierto. 
Son gente tranquila,  silenciosa, pacientes y bastante tolerantes. Apenas he oído pitar, por ejemplo, y si lo hacen es por una buena razón, no porque te demores en un semáforo. No se mosquean si se cruzan los perros ya sea en la carretera o en las aceras, incluso vi uno tumbado en el felpudo de un hotel elegante, y el portero no se inmutó. Como si estuviera en el felpudo del hotel Carlton, para que os hagáis una idea. Para rato iba a pasar eso en lo nuestro. 
Me ha dado la impresión de que son muy religiosos y, a pesar de que tienen derecho al aborto en ciertos supuestos y están reconocidos los matrimonios entre personas del mismo sexo, me da que muy tradicionales. 

Mujer mapuche s XVIII-XIX

Se tienen por muy bebedores, pero yo no he visto mucha gente borracha, y menos de esa manera que solemos ver en los latinos en Bilbao, hasta morir.

Me ha llamado la atención la política antitabaco. Ya lo comenté cuando no se permitía fumar en determinados parques naturales. Pero incluso en el desierto, donde no hay nada que se pueda quemar, también hay restricciones. 


En el tema de los alérgenos y de las restricciones alimentarias, me ha parecido que está a años luz de lo nuestro. En todos los sitios se pregunta por las restricciones alimentarias, no esperan a que lo tenga que decir la persona implicada, y en todas las cartas aparecen los alérgenos, cosa que allí se ha empezado hace bien poco. En cuanto a las etiquetas de los alimentos, nada de semáforos de colorines: advertencias bien grandes de "contiene mucho azúcar/grasa/sal", "alto en calorías"...
Me he encontrado con bastante gente con apellidos euskaldunes. La mayoría bisnietos de emigrantes, pocos tenían que ver con la guerra civil. Hay un aldea llamada Ustaritz, un pueblo llamado Gorbea y una villa llamada Dancharinea. Que yo haya visto.

Formación basáltica

Volviendo al tema de la bebida, en las fiestas no se vende, en los puestos callejeros tampoco. No se puede beber en parques ni espacios públicos. En ciertos locales, sólo si comes. De hecho, en un sitio, una terraza al aire libre con unas vistas maravillosas, me abrieron la birra y luego se la llevaron porque no iba a comer. Y en algún otro me han servido la birra, pero la he tenido que pagar en efectivo. Y está etiquetada casi al nivel del tabaco, con unas advertencias sobre los peligros de la ingesta. Aunque sin fotos macabras.

En cuanto a la conducción, no me he tenido que hacer chilena, como me tuve que hacer albanesa, croata o italiana (en orden de lo más horroroso que he visto a lo menos) porque conducen con tranquilidad y respetando las normas, excepto las de velocidad. Esas se las pasan por el forro. Pero paran a distancia en los pasos de cebra. Saliendo de las grandes ciudades, no hay muchas rotondas, y tienen unos cruces bien peligrosos. Si vas sin copiloto te descoyuntas si quieres ver.

Iglesia de Chiloé

Os va a parecer extraño, pero otro tema es el papel higiénico. Sí. Por dos motivos. Uno, porque entre las características de los alojamientos, se menciona expresamente que TIENE papel higiénico. Eso no lo había visto nunca. Y dos, es una mierda de papel. No voy a dar detalles, pero da igual cuantos kilómetros cojas. Y no se puede echar a la taza. No sé si tienen problemas de alcantarillado o de depuradoras o de ausencia de ellas más bien. 

En cuestión de precios, me ha parecido similar a Bilbao. Menos el alcohol, que es más caro, y la gasolina, que es algo más barata. Para un país que tiene como sueldo mínimo 500€, diría que a los propios les tiene que resultar caro.

Isla de Aucar

En las tiendas y supermercados no dan bolsas de plástico. Nada de cobrarlas, directamente no las dan. Si necesitas algo, te dan una caja de cartón de las que les llegan a ellos con productos. 

Leí que son la nación con más tasa de obesidad de América del Sur. Y realmente me ha llamado la atención, son gorditos. No he visto muchos obesos, pero no hay mucho flaco. Y es que creo que se alimentan fatal. Una de sus especialidades son los completos, que no son otra cosa que perritos calientes, a los que les añaden todo tipo de guarradas. Eso sí, llama la atención que en todos los sitios a los consabidos ketchup y mostaza se les añade salsa de palta (aguacate). Siempre hay 3 botes para que te sirvas. A lo mejor así piensan que es más sano. Las empanadas también están a la orden del día, y comen mogollón de pan. 

A pesar de que he andado con mucha tranquilidad y no he tenido ninguna sensación de inseguridad, hay mogollón comercios que atienden desde detrás de unas rejas o tienen guarda de seguridad, sobre todo en Santiago, y en la autopista muchos de los peajes también están blindados, apenas pueden sacar el brazo por el hueco que les dejan para poder cobrar. Una chica en un hostel lo primero que me preguntó cuando le dije que había estado en Santiago: ¿y te han atracado? Flipé. Pero sí que deben de haber cambiado las cosas en la capital, sobre todo desde la pandemia, porque un bar emblemático, La Piojera, ubicado cerca del Mercado Central, se está planteando trasladarse a otro barrio porque el ambiente de la zona, y por lo tanto la clientela, ha cambiado.  

Otra cosa que me ha llamado la atención, ya lo he ido comentando, es lo de pagar por la naturaleza, ya sea pública o privada. Si es pública por motivos obvios, y en el segundo caso me flipa que los espacios naturales, algunos bien extensos, puedan ser privados. Cuando estuve en New Zealand todo estaba preparado para ir a tu bola. Aquí, en cambio, para pagar y para hacer tours con alguien.


Las autopistas son más como autovías. Aunque son de pago, hay paradas de bus, aunque allí no creo que hay paradas de bus en las autovías; a ratos hay carteles que te advierten de que en lo siguientes x km puede haber personas; y hay vendedores en el arcén, normalmente patatas, fruta... De hecho, la gente vende cosas en todos los sitios. Ya lo comenté en la entrada sobre Santiago. El top de lo que he visto es personas vendiendo agua y chucherías en las colas de semáforos intermitentes por obras en carreteras. Y los cortes están en los sitios más insospechados. Da igual, siempre hay alguien vendiendoVive principalmente de la exportación de minerales, sobre todo cobre y molibdeno, y de la cría de salmones, además del negocio maderero. Pero en cuanto a los salmones está en el punto de mira sanitario por exceso de uso de antibióticos, alguno de ellos nocivo para el ser humano por lo que el negocio peligra. 

Y no me he acostumbrado ni al picante ni al cilantro. Y eso que en todos los sitios antes de empezar a comer te sacan pebre, que es un aperitivo de tomate, cilantro y picante, más o menos picado o triturado, y cada vez he probado un poco. Lo he intentado, pero no ha podido ser.

Mina de azufre abandonada

Escribo esto camino de Perú. Nuevas vivencias y experiencias me esperan. También unas amigas. Y el picante y el cilantro, me temo. 






sábado, 22 de marzo de 2025

SAN PEDRO DE ATACAMA II


Lo dicho. Hice unas  cuantas excursiones. Todas con agencia. Yo contraté todas (menos una, la del Cerro Toco) con una agencia de Internet, pero luego me han ido colocando con diversas agencias que tiene oficina real en San Pedro. Y luego éstas te recolocan en otra si les conviene. El funcionamiento es similar en todas: la víspera crean un grupo de guatxap para darte las instrucciones de recogida del día siguiente, ya que normalmente te pasan a buscar a tu alojamiento, e indicaciones de calzado, ropa y demás dependiendo de la salida que sea. Todas mandan llevar una exagerada cantidad de agua. Vale, hace calor, y como algunas salidas suben hasta más de 4000 m de altitud, les parecerá que bebiendo y meando te va a dar menos mal de altura. Digo yo. No llevé la cantidad que dicen, y he bebido todavía menos de lo que he llevado. 

Como esto es Chile, el único problema es intentar no ponerte nerviosa si a las 8 de la tarde-noche todavía nadie se ha puesto en contacto contigo. 

Vamos con las salidas, en orden cronológico. 

VALLE DE LA LUNA: le llaman así por el parecido a los cráteres de la luna.

La verdad es que es un paisaje fascinante. También era la primera toma de contacto con la zona, pero así y todo. Se ven formaciones rocosas modeladas por la erosión, mantos de sal, y montones de cristales salinos que brillan con el sol. Creo que merece mucho la pena. Hay dunas. Algunas inmensas. Pero la arena no viene de la erosión de las propias montañas de la Cordillera de la Sal donde se encuentra, sino que viene de otras cordilleras aledañas empujadas por el viento. Hay restos de antiguas minas de sal. Cuando acabas, te llevan a un mirador a ver la puesta de sol. Miríadas de personas teléfono en ristre para sacar fotos. Y no fue nada espectacular. Lo más bonito, ver cambiar el color de las montañas, bueno, volcanes, que estaban a la espalda de la gente.

CERRO TOCO: ésta no está entre las salidas típicas. Vi que una agencia ofrecía salidas más de montaña y me puse a trastear en Internet hasta que di con una que lo hacía. Le dije las fecha que tenía disponibles y me dijo que

tenía un hueco el tercer día que estaba en San Pedro. Lo razonable hubiera sido hacer primero algún salida de las que te suben a más de 4000 m, pero la cosa fue como fue. Así que allí me fui, a una salida que te sube en coche hasta 5150 m. de golpe, así, sin aclimatar. Según me bajé del coche tuve una sensación de mareo que me hacía moverme más lento que un oso perezoso, sobre todo a la hora de mirar a los lados o hacer una foto. Son menos de dos horas de subida, muy tendida y por buen sendero, para llegar a los 5604 m con los que rompí mi techo. Porque aunque le llamen Cerro, no deja de ser una señora montaña. Causalidad estaba leyendo un libro de Iñaki Ochoa de Olza, y cada vez que respiraba me acordaba de las descripciones del sufrimiento, del agotamiento, también de la épica del montañismo... bueno, qué pasa, para mí era mucho lo que estaba haciendo. Sería la hipoxia. Me encantó. No sólo por la emoción de la subida y del hito que suponía para mí. Estos paisajes son alucinantes y las vistas desde arriba abarcan la inmensidad de desierto que es esta zona. 

RUTA DE LOS SALARES: fue una ruta panorámica, esto es, íbamos en coche y parábamos en determinados puntos a ver y hacer fotos. Sea porque el guía

no era muy dado a dar muchas explicaciones o porque tampoco dana para mucho, me pareció la más prescindible de todas las rutas que hice. Vimos el humedal del río Quepiaco, donde hay flamencos, una zona de pilares rocosos solitarios que afloran sobre el terreno, el Salar de Quisquiro, a más de 4000 m de altitud, y el Salar de Aguas Calientes, uno de ellos, donde se apreciaban los diferentes colores que adquiere el terreno y el agua. Y bastantes vicuñas y llamas. Eso salvó un poco la salida.

PIEDRAS ROJAS Y LAGUNAS ALTIPLÁNICAS: aquí fuimos primero a la

Laguna Chaxa, una laguna donde había mogollón de flamencos.  De hecho, es parte del Parque Nacional de los Flamencos. Por algo se llama así. Fue todo un espectáculo. Después, nos dirigimos al Salar de Aguas Calientes 3, o laguna de las Piedras Rojas, llamada así por un motivo obvio. Y a otras 3 lagunas más,  todas por encima de los 4000 m. Al volver, paramos en un cartel que indica el punto exacto por donde pasa el Trópico de Capricornio. 

VALLE DEL ARCO IRIS: valle llamado así por los colores de sus rocas. En realidad, la roca es todo el rato la misma, lo que sucede es que superficialmente cada zona reaccionó de diferente forma al calor según fuera la composición de sus minerales. El calor provino del agua calentada por fenómeno volcánicos hace una cantidad de años de las que se cuentan por millones. Hay una zona que llaman la cascada seca, donde se "ve"el agua, es increíble. Pasamos por Yerba Buena, un lugar por el que en su día pasaban las caravanas de indígenas que iban desde el altiplano argentino o boliviano hasta el Pacífico. Posee uno de los grupos de petroglifos más importantes de la región. Fue una salida muy instructiva. 

GÉISERES DEL TATIO: llamados en realidad del Tatio Mallku, o anciano lloroso por la forma de una de las laderas que lo rodea, que tiene forma de una persona tumbada (se distingue bien la forma de lo que sería la cara) y por la que cae agua en el deshielo. A los géiseres te llevan supertemprano,

porque se supone que es al amanecer cuando mejor se ven las fumarolas y todo el vapor que se desprende de ellos. Están a más de 4200 m de altitud, por lo que os podéis imaginar el frío que hace. Menso 3 grados  cuando llegamos. Llevaba puesta casi toda la ropa que tenía: 4 nikis de manga larga, 2 pantalones, una chaqueta tecnica, 1 chubasquero con forro y 2 pares de calcetines y las botas de monte. Además, el buff puesto como pasamontañas, que mi sobri pequeño me enseñó cómo se hace, y las capuchas de la chaqueta y el chubasquero. El plumas fino y el gorro de monte no, porque los perdí. Entre lo que me olvido, y lo que pierdo, me está quedando una maleta bien ligera. La verdad es que no pasé frío, un poco en los pies porque no se camina mucho, y estar parada a esas temperaturas es lo que tiene. Pero el espectáculo es
El manojo era perejil,
no cilantro,menos mal

impresionante. Más tarde, ya cuando calentaba un poco el sol, nos dieron de desayunar y nos dirigimos a Machuca, pueblo que vivía del pastoreo de llamas pero que cada vez esta más dedicado al turismo. Cuenta con la iglesia más antigua de Chile y los tejados son de paja. El pueblo está muy arreglado, tenía unas buenas instalaciones deportivas, y la mayoría de las casas tenían un depósito de agua enel tejado. Probé carne de llama en una brocheta que estaba riquísima. 

No es nieve, es sal lo que se ve más cerca

LAGUNA BALTINACHE: en realidad es un conjunto de 7 lagunas, con unos colores turquesas flipante, una agua transparente donde las haya y una saturación de sal brutal. La gracia del tour está en que te dejan bañarte en

una de ellas, en la más grande. Nunca había experimentado esa sensación de flotar aunque te empeñes en que no. Es alucinante. He jugado como una niña pequeña. Menos mal que te advierten de que no metas la cabeza, no sé qué te pasaria si te entrara ese agua en los ojos. El baño ha estado prohibido el último año. La cantidad de crema solar, maquillajes y demás que desprenden las miles de personas que pasan por allí degradó el agua al punto de que se volvió turbia. El descanso, y las abundantes lluvias de este año, han recuperado las lagunas y eso ha llevado a las autoridades a permitir de nuevo el baño. Pero bajo un estricto control. Veinte minutos por grupo. Y hay un propio controlando, además de tu guía. 

Volcán Licancabur, montaña de aquí 

Estuve 9 días en San Pedro de Atacama.  El primero no hice nada más que descansar después del largo viaje (bus nocturno más vuelo) y hacer la colada. Durante los demás, una salida al día. Tranquilidad. Me ha resultado un pueblo muy agradable, y por fin un sitio donde hay bares. Quitando Santiago, no sé si he visto esto en ningún sitio más. Sitios donde dan de comer y puedes sólo beber, sí. Siempre como pidiendo permiso. Pero lo que se dice bares, no. Y sean bares o restaurantes, es costumbre que tengan música en vivo, sea un cantautor, música tradicional o grupito de rock. Y a mí con eso ya me ganan.

Se puede hacer lo mismo que he hecho yo en menos tiempo, ya que se pueden hacer dos salidas el mismo día, una por la mañana y otra por la tarde. Es cuestión de organizarse y de prioridades. La mía fue tomarme las cosas con calma, que en breve me juntaré con Eva, Concha y Rakel en Lima para empezar la vorágine del viaje por Perú. 

¿Veis a Trump en el "trono?"

Dato tonto del día, que la gente que ha caminado conmigo por Piris lo entenderá en lo que vale: el pantalón corto verde se queda en Chile. Ni me lo olvido, ni lo he perdido. El pobre ya ha dado su vida por mí y mis caminatas. Descanse en paz.