jueves, 27 de febrero de 2025

CHILOÉ

Palafitos de Castro 

Abandoné la zona más austral de todas las que voy a pisar. En avión. Puerto Natales-Puerto Montt. El trayecto inverso al que hice en el ferry.. Dos horas contra casi 5 días. 
Al llegar alquilé un coche que me iba a acompañar en mis siguientes destinos. 

El primero de ellos,  Chiloé. Nombre oficial: Isla Grande de Chiloé. Se pasa en una barcaza que zarpa en cuanto se llena, en un ir y venir constante. Cerca, vi un esqueleto de puente que están construyendo, a finalizar en 2028 en principio. 

Elegí la población de Castro para alojarme, ya que está más o menos en el centro de la isla y así podría explorar la isla desde un campamento base. Tenía una colada enorme después del treking, y me merecía un poco de tranquilidad de trajín maletero. 
Percibí un gran cambio: aquí la gran mayoría eran chilenos de vacaciones. También había algún que otro guiri, pero no en las cantidades que me había encontrado hasta el momento. Se acabó hacer esfuerzos por hablar inglés, a ver si he venido hasta Chile para practicar idiomas. 


Respecto al clima, aquí no hay cuatro estaciones a lo largo de un día. Sólo hay dos: llueve, escampa, y vuelve a llover. El día que me fui dejé un tiempo espléndido hay que joderse. 
Pero la lluvia no me impidió hacer buenas rutas y visitar diversos lugares. Sólo había que esperar un poco a que escampara. Y llevar chubasuqero y paraguas. 
La gran particularidad de Chiloé son sus iglesias de madera. Hay muchas, todas del mismo estilo, pero 16 han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. Son curiosas, pero por dentro la mayoría a mí me han resultado bastante feas. Es que les ponen unos colores y unas combinaciones que no son para mí. Tiene alrededor bastantes islas pequeñas.  Yo pasé a las Islas de Quimchao y de Lemuy, las dos juntas recomendables. 

Iglesia de la Natividad de María,
en Detif, Isla de Lemuy

En la isla hay un Parque Nacional y varios Parques sin apellido. Flipé. Parques privados, que cobran entrada también. 
Hice unas rutas muy guapas. Pero también me he llevado decepciones. Y no tanto porque los sitios no fueran guapos, sino porque todo es de pago y al final tienes que elegir. 

Entre lo guapo, destaco la rutas que hice por el Parque Nacional de Chiloé, y por el Parque de Tepuhueico. Superguapas, y no muy exigentes. Con unos bosques húmedos templados extraordinarios, vistas a lagos impresionantes y playas y dunas sin fin. Y vi pudús, un cervatillo pequeño, el más pequeño que existe y que tiene tamaño perrillo. 

Así se ve guapo
La decepción, sobre todo, con el Muelle de las Almas, un lugar que mi guía define como una pasarela curva que se extiende 17 m por un paisaje sugerente y desaparece de repente en un precipicio de 70 m. y que donde me alojaba también me recomendaron. Pues allí que me fui. 3 € por la entrada, 3€ por el parking. Al principio el camino no es bonito, ¿os hacéis una idea de una pista de pinar cuando acaban de sacar pinos? Pues así. Luego la cosa mejora, empiezas a ver el mar, y cuando llegas... encuentras una
Pero así no tanto 
 construcción de madera que asoma a otra campita que hay más abajo, pero que según cómo hagas la foto parece que flotas. Y sabiéndolo iba mogollón de gente. A hacerse la foto. Según volvía unos me preguntaron a ver si había mucha cola. Es que os podéis imaginar: la fotomanía llevada a una de sus máximas expresiones. Hay un cartel que pide que no te demores más de dos minutos. Como las terrazas en pandemia. Si tenéis IG probad a buscar #muelledelasalmas. Es impresionante. La idea se le ocurrió a un arquitecto allá por el 2005, lo adornó con un poco de mitología huilliche (los nativos de la isla) y a vivir del cuento. 


Y el culmen de la fotomanía son los miradores. Cualquiera que tiene un prado con posibilidades construye un mirador, le pone alguna horterada (corazón, columpio...) lo anuncia y cobra porque vayas. Y la gente va. Y paga. 


El orografia es suave, ondulada, con montón de subebajas. No he encontrado tanto cambio de rasante seguido en la vida. A ratos los trozos de carretera que iba viendo delante me recordaban cuando sabían el puente de Deusto. 
Me ha tocado época de festivales costumbristas. Los había en casi todos los pueblos. Son demostraciones de folklore musical, a veces de acordeones, que hay mucha tradición (en Chonchi hay un museo de un señor que colecciona acordeones) donde a veces la gente sale a bailar sus bailes tradicionales. Parecía que se lo pasaban bien, pero visto de fuera lo pondria en lo siguiente a una sardana en cuanto a ritmo. Lo siguiente para más, para menos no lo creo posible. 
A los lugareños lo del puente no les mola. Y no tanto porque crean que habrá más delincuencia, que lo creen (por ejemplo, no se roban coches, no hay manera de sacarlos de la isla de extranjis), sino porque no habrá control de lo que entra y sale de la isla, y con esto refieren, entre otras cosas, a materiales de construcción que vayan a entrar sin control de qué y dónde se construye, o madera de los bosques que pueda salir sin tener que justificar su procedencia. 

Bosque de arrayanes

Mirad qué espanto
Cosas que voy aprendiendo este viaje: para hacerte fotos en un entorno cualquiera (monte, playa, iglesia, mirador o monumento) hay que extender los brazos, hacer gestos, dar  saltitos o saltar de verdad, dar volteretas, subirte a algún sitio, subir o bajar la mirada, mirar hacia atrás con expresión lánguida... excepto que estés en el mirador de la Base de las Torres del Paine o en los puentes colgantes, que lo de saltar y dar volteretas puede ser arriesgado. El resto lo he visto, hasta una que sacó un cepillo y se peinó para la foto. En el mirador de las Torres. Cosas imprescindibles para meter en la mochila: un cepillo, apuntad. Ah, y subirlo inmediatamente a las redes. Lo dicho, el mundo se está yendo al garete.

viernes, 21 de febrero de 2025

DE TREKING: LA FAMOSA W


El bus salió pasadas las 7 de la mañana. Tenía que haber salido a menos 5, pero aquí las cosas van a otro ritmo. Dormí un poco, el paisaje tampoco invitaba a mantenerse despierta. Así y todo, ya vi algunos guanacos.

Llegué a la portería de la CONAF, esto es, el puesto de control, ya que hay que pagar por entrar al parque. Hay diferentes modalidades según nacionalidad (a los chilenos les cuesta menos), edad y tiempo de estancia o veces que se va a entrar. En mi caso, extranjero y más de 3 días, lo más caro. Los guardas entraron al bus y chequearon las entradas de la gente. Sólo entonces aparcó el bus y nos pudimos bajar.

A partir de ahí, puedes coger otro bus que te acerca a la entrada del parque, el centro de bienvenida que le llaman pero que no deja de ser una tienda de souvenirs, o puedes ir caminando una propina extra de unos 3 km. 

Con lo que pagué me incluía el tranfer. Y también una bebida de bienvenida en los alojamientos. En mi caso, una birra. Pequeña, que tampoco se estiran tanto. Menos en uno, que incluía vino pero no cerveza. Gran problema para mí. 

Pasé por el primer camping y como la jornada era ida y vuelta al mismo punto dejé parte de la carga para ir con menos peso y aproveché para coger algo más de agua. Cosa que me vino muy bien aunque hay muchas oportunidades de coger agua por el camino. Al no haber ganado, se puede coger de cualquier escorrentía. 

Atasco en la A8. Taco le dicen aquí 

Y comencé la caminata. Miríadas de personas subían a la vez que yo. Es una excursión muy típica de día. Aunque es bastante exigente, sobre todo el tramo final. Mucha de la gente a la que adelanté no creó que llegara hasta arriba. Al llegar a un puente colgante, había un atasco del copón. Yo ya pensando en la gente haciéndose fotos o selfies según pasaban, a punto de engorilarme... hasta que me enteré que sólo se podía pasar de dos en dos. Pensé que habría algún propio controlando, pero no; la gente debe de tener mucho respeto por su vida. Veinte minutos de cola, para que os hagáis una idea del pelotón de gente.

Si buscáis gente se ve la ruta

Poco a poco, a medida que la cosa se iba poniendo más empinada, la serpiente multicolor se fue dispersando, y a ratos hasta caminé tranquila. Pero es de no creerse la cantidad de gente, no he conocido nada similar en el monte para poder haceros una comparación. Y eso que la ruta no es para todos los públicos. Aunque la venden como tal. A mí me pareció bastante exigente y larga. 

El muérdago patagónico

Me comí un plátano. Por un momento pensé en esconder la peladura en algún arbusto, debajo de una piedra... pero pensé que si todo el mundo hiciera lo mismo no habría arbustos ni piedras suficientes. Y me la bajé. Me encantaría ponerles en esa situación a los recalcitrantes que dejan sus putas peladuras de naranja en los buzones de nuestros montes.

Hay que reconocer que el sitio es espectacular. Llegas a un frente de lago desde donde se levantan imponentes las tres torres: norte, central y sur, que tampoco se han comido mucho el coco para los nombres.

Al bajar paré un rato a la vera del río y remojé los pies. Fui capaz de contar hasta tres con ellos dentro, dos veces. Conozco algunas que se hubieran bañado. Pero yo me sentí orgullosa de mi hazaña. Después de eso, el camino de vuelta se hizo más llevadero.

Flipé. Había carteles que decían que se cerraban los senderos a determinadas horas. Supongo que es para controlar que nadie se quede arriba porque no le da tiempo a bajar de día o porque no pierdan el último bus. Sea como sea, me ha quedado una enorme curiosidad por saber cómo lo hacen. También se supone que no se puede fumar a partir de un punto, otro tema para la curiosidad. 

Mi tienda
Al llegar al camping me asignaron una tienda. Ya en el camino había visto una tiendas en alto, montadas sobre un armazón y a las que había que subir por una escalerilla. ¡Parecían arañas! Pues así era la que me correspondía. Con un pedazo de saco y ¡almohada!. Un lujo. Bien se ve que pagar vale para algo.

Resumen del 1° día: 22 km, unos 700m de desnivel, bastante bien distribuidos menos los últimos 200 que están todos juntos en una morrena glaciar, 8 horas a la intemperie y un tiempo espléndido que me permitió una estupendas vistas de las famosas torres. Solventando al people pude sacar alguna foto decente. 

Al día siguiente la etapa era corta. Salí pronto. Tuve que volver a pasar el puente de a dos, pero no había cola. Al poco, un arcoiris en la dirección a la que voy,. Precioso, sí, pero no auguraba nada bueno.

Fui despacísimo, la jornada era corta y suave y me lo tomé con calma. Hice fotos, contemplé la flora y el paisaje de alrededor, esperé a ver si veía algún animal... Con tanta calma, tardé 4 horas en hacer 12 km. Parte de ellos bordeando un lago, el Nordenskjöld. Los que han andado conmigo por Piris ya saben la aburridera que es bordear lagos, más si son glaciares. Piedra pequeña, piedra grande, piedra suelta... ningún bloque grande, menos mal; un coñazo a pesar de las vistas y del color del lago. Casi la mitad de los 12 km así. Y con una ventolera del copón. Me dijo un tipo en el bus que hiciera una parada en una playa antes del último repecho que hay para subir al camping que me tocaba, pero lloviznaba y no pudo ser. Y se veía guapo el lago, el agua, la arena... La lluvia no era nada que llegara a mojar, me puse el chubasquero y el protector a la mochila y con eso libré. Menos mal, el paraguas no hubiera servido.

Al final, 6 horas a la intemperie para 16 km. Si hubiera llevado el Wikiloc grabando habría salido más tiempo parada que en movimiento. Pero lo hice fenomenal. Llegué al camping a las 14:10, y el check-in era a las 14:30. Ni a propósito. Y otra tienda-araña que me estaba esperando. A 75 escalones del baño.

Pero con una pequeña recompensa: unos pájaros carpinteros se afanaban arduamente en su labor justo delante de mí tienda. Después de la emoción inicial mi pensamiento fue: ¿dormirán? Y sí, duermen. Es más, se fueron de allí bastante antes de anochecer. 

Tercer día. A veinte minutos del camping está lo que llaman el campamento italiano. No me ha quedado claro si la gente puede acampar allí. Lo que si se puede hacer es dejar parte de sus cosas, o el mochilón entero en el caso de bastante gente, ya que desde aquí parte de la jornada es de ida y vuelta. Está bien poder quitarte lastre. 

Enseguida comienza una subida potente, 400 m largos en 2,5 km, al mirador francés. Roca para arriba, sin tregua, se hace duro. Por el camino se van oyendo chasquidos del hielo y estruendo de avalanchas. A la vuelta me quedo ahí un buena rato, viendo avalanchas. Es hipnótico. Continúa el camino otros 3 km. en un sube y baja por un bosque de lengas, que es más un sube porque a lo tonto se hacen otros 400 más, que pone que llegas a 970. Habiendo salido del camping a 39 m, no está mal. La verdad es que yo diría que no es posible, no me ha parecido tanto el desnivel. Empieza a llover y saco el paraguas. La gente con la que me cruzaba me miraba: con extrañeza algunos, con sorpresa otras, con envidia los más; uno me aplaudió y me felicitó por la idea. Bajando, vi una cagada de puma. Lo más cerca que voy a estar de uno en mi vida. 

El camino termina en el mirador británico, que se adentra en el corazón del macizo, el fondo del valle francés, y te permite admirar picos escondidos además de las famosas torres desde otra perspectiva. 

Después de recoger los bártulos y tener la mochila cargada con todo, quedaban 7,5 km a destino. Muy chulo, aunque ya iba cansada. Y el viento se levantó de pronto con ráfagas que casi me tiran. Una pasada. Desagradable. Pasé por una zona de árboles secos, mogollón de ellos, laderas enteras. Son resultado del incendio del 2012. Dicen que la naturaleza vuelve a su sitio, pero aquí ya han pasado 12 años, y las consecuencias de aquel incendio se siguen viendo.

Resumen: 9 horas largas a la intemperie para 20 km y ellos dicen que 900 m de desnivel. Y merecido descanso en refugio. Con el viento que hace menos mal, porque aquí la opción camping son tiendas normales, no de araña, y las veo moverse que parece que van a echar a volar. Es más, el ruido del viento dentro del refugio es terrible y me impide dormir a pata suelta. 

Ya estaba en el cuarto día. 11 km hasta el refugio Grey, y después se puede hacer una opcional. A mitad de camino te encuentras un mirador al lago Grey, al cual va a parar un impresionante glaciar del mismo nombre. La vista es grandiosa. Ese momento en el que levantas la cabeza y ves el glaciar es inolvidable. Me hice el hamaiketako ahí, dónde mejor.

Llegados al refugio hice el check-in, dejé de nuevo parte de las cosas, y me fui a explorar el camino que sigue, que sería lo que hace la gente que elige la O, o sea, la vuelta entera. Sólo que la O es obligatorio hacerla en el otro sentido. Me dieron unas ganas de haberla hecho... porque en lugar de bordear un lago como ya he hecho dos veces, se bordea el glaciar. Y es flipante. Si le añades que cruzas dos puentes colgantes de los de quitar el hipo... Poco más allá del segundo puente hay una especie de balconcillo desde donde las vistas al glaciar son imponentes, el sol acompaña y los tonos de azul del hielo son espectaculares. A la ida me agarré hasta con los dientes a los cables de los puentes, sobre todo del primero. A la vuelta hasta me atreví a pararme en medio y soltarme para hacer una foto.

No hay resumen de la jornada. No fui sido capaz de encontrar datos sobre la segunda parte del día. 

Último día. Snif... Tenía que desandar los 11 km del día anterior para llegar a coger un catamarán que me llevara al bus de vuelta a Puerto Natales. A pesar del repecho de unos 300 m que me esperaba, la etapa no se presentaba complicada por lo que me dediqué a explorar la zona del Refugio, que cerca también tiene unas estupendas vistas a los témpanos que se desprenden del glaciar. Una pena no haber vivido ese preciso instante. Pero he visto un cóndor. Uno. Para poder contarlo. 

Al llegar al Refugio Paine Grande de nuevo, mogollón de tiempo de espera al ansiado catamarán. 

La verdad es que la travesía moló. Además del hecho en sí de navegar, que me gusta mucho, me dio otra perspectiva de las montañas que he rondado estos días. Me parece un buen final de la travesía. Si quito la hora y media de bus que faltaba, claro.

Información práctica: tanto los camping como los refugios tienen diferentes modalidades de alojamiento. Puedes venir con tu tienda, alquilar la tienda sin nada, la tienda con colchoneta y saco, hasta almohada. En los refugios lo mismo: desde el catering más, hasta la cama hecha con sábanas y edredón, que es lo que he tenido yo. A mí no me dieron opciones; pero haberlas, hailas. Los camping de la agencia Las Torres tienen tiendas de araña, las de Vértice son tiendas normales sobre plataformas. Y coordinar la estancia con empresas que sólo te informan de su parte y te ocultan la del otro, una ardua mision.

Y con esto, emocionada y feliz, solamente puedo decir...

Oso ondo, Iriondo!!!

jueves, 20 de febrero de 2025

PUERTO NATALES Y PARQUE NACIONAL DE LAS TORRES DEL PAINE

¡¡Y por fin desembarcamos!!  

Yo diría que Puerto Natales encanto tiene poco, y la costanera tampoco vale mucho si quitas las vistas. Es una sucesión continua de alojamientos de toda índole o de agencias para hacer tours. La gente para aquí camino del Sur (Punta Arenas, las Islas Magallánicas o la Antártica) o de sus excursiones al Paine. Tiene más de 20.000 habitantes y es bastante extensa porque todas las casas son bajas. Alguna de ellas, especiales; las más, parecen mobilhomes de camping. Todas con los tejados metálicos. 

También tiene origen alemán, de cuando se establecieron por aquí ganaderos que hicieron grandes fortunas con la lana a la par que deforestaron la región para tener pastos para el ganado y casi exterminaron a los nativos de la zona porque les incomodaban en su expansión. A los que no mataron planificadamente,  los esclavizaron o los llevaron a Europa para exhibirlos en circos. Otros muchos murieron de las epidemias de enfermedades que trajeron los colonos. Ahora vive sobre todo del turismo. Se supone que comparan esto con Yosemite, y ha comenzado a venir mucha más gente a cuenta de eso.
Aquí he visto más gente tirada en proporción que en Santiago. No sé si será porque atrae mucha diversidad de gente, o porque es más difícil buscarse la vida en un entorno tan reducido. 


Lo pasé mal. Muy mal. Empecé a mirar qué treking o qué caminatas podía hacer por el Parque Nacional de las Torres del Paine. De nuevo, todo difícil. Con el agravante de que aquí todo es desorbitado. No había manera de encontrar alojamientos por tus medios, coordinar tiempos y lugares... 
Hay dos empresas que tienen la exclusiva de los alojamientos dentro del parque, repartidos más o menos a medias. Y tienen copadas muchas de las plazas para sus circuitos, en temporada alta es muy difícil que den plazas a particulares. Me encontré en el ferry con unos yanquis que habían intentado coger plaza en uno de los sitios donde voy a ir yo, y ya en diciembre no había plazas. Y a mí me la consiguieron de un día para otro. Si vas de camping por tus medios debe ser más fácil, será por eso que me encontré con mogollón de gente con unos mochilones de miedo.


Una vez que decidí que una vez de llegar hasta aquí no me iba a ir sin conocer y caminar el Parque, que no había llegado hasta aquí para no poder hacer nada de fundamento, que de perdida al río y que me iba a gastar la pasta, una pasta loca, MUY loca, haciendo un treking bien, ya relajé. Aunque como bien sabéis, el haber decidido hacer el viaje en ferry no ayudó al relajo precisamente. Estar desconectada para seguir buscando o llegar el mismo día en que tenía que haber empezado a caminar no ayudó, no. 
Por cierto, los que embarcaron según yo desembarcaba, para zarpar ese mismo día a las 9, con tres días ya de retraso, todavía estaban en el puerto al día siguiente, que vi el barco desde el bus. ¡Pobres!
Me decidí por la famosa W. Aquí los circuitos top son la O, que da la vuelta entera a las Torres y a su macizo en 8 días, o la W, que te da una aproximación a lo que es el parque en 5. 


Esta vez hubo suerte. Según desembarqué fui a la agencia que había elegido y con la que ya había mantenido contactos. Había una plaza para mí para hacer el circuito... ¡al día siguiente! Dos días en camping y dos en refugio. Autoguiado. Que le ponen nombre a todo. Eso significa que ellos te buscan los buses, los tranfers, los alojamientos y el catamarán que te tiene que sacar del parque el último día, y tú caminas a tu bola, siguiendo las marcas. Vamos, lo que solemos hacer siempre. Pues fenomenal, qué más quería yo. 
En realidad no hace falta guía para nada. Sí que debe haber algunos sectores en el parque al que hay que ir con guía, y otros a los que sólo pueden acceder escaladores, pero no es el caso de estos dos circuitos. 


Fue declarado Parque Nacional allá por 1959 y también Reserva desde la Biosfera de la Unesco en 1978. Todo muy hien, excepto que expulsaron a las pocas gentes que vivían en el área y por lo que me han comentado algunos de malas maneras, sin poder llevarse su ganado y sus caballos en alguno de los casos.

Dicen las guías que lo especial de este parque son sus picos de granito, montañas nevadas, lagos de diferentes colores, glaciares, bosques, ríos y cascadas. Y todo con el aliciente de verlos en diferentes tonos por eso del cambio del tiempo en un mismo día. Y la abundancia de fauna silvestre (que yo no he visto,sólo pajarillos y alguna ave rapaz). Lo que sí he visto son rocas y farallones de diferentes colores (el más clarito debe ser el famoso granito) y pedazos de paredes donde los escaladores la gozarán; enormes bosques de lengas (nothofagus pumilio, el tipo de haya de aquí), algunas de mucha envergadura, otras más tipo arbustivas, dependiendode lo expuesto al viento de la zona; arbustos de todo tipo, la mayoría pinchosos, otros floridos como el notros o con bayas rojas de apariencia comestible (seguro que eran algo-berry);  lagos varios, cascadas, torrenteras; he caminado por arena, tierra, piedrilla, piedras grandes, derrubios y morrenas; y me he enfrentado a vientos huracanados, sin concluir si es peor que vengan a favor, en contra o de costado. 


También dicen que te puede hacer las 4 estaciones en un día. No entiendo muy bien qué significa eso. Lo que sé es que yo he tenido suerte. No he pasado frío, es más, a ratos hasta calor, ni me he mojado. He podido ver las vistas que se suponían, y he conseguido que el viento no me tire. Para haberlo planificado sin mirar el pronóstico lo doy por más que bueno. 


Todos los camping, refugios o miradores del parque tienen nombre de diversas nacionalidades, que fueron los que llegaron en su día a "descubrir" estos lares y pusieron nombre a los sitios. Diversas nacionalidades excepto alemanes, que llegaron más tarde a lo que se ve, y ya estaba todo cogido.


En 2012 sufrió un pavoroso incendio. En realidad empezó en diciembre de 2011, y tardaron casi 60 días en poder extinguirlo. Se quemó algún refugio (el de Paine Grande por lo menos) y algunas de las guarderías de los forestales. Daños irreparables en los bosques e innumerables animales muertos. Se sabe que empezó cuando el viento volcó un infiernillo de un campista. Y ya no hubo parada. Hay numerosos carteles que lo recuerdan, y fuertes restricciones para hacer fuego e incluso fumar.


Dato para mí no anecdótico del día: la batería de mi cámara nueva,  digital y moderna, no dura 5 días si la usas mogollón, que ha sido el caso. Los últimos dos días me he tenido que cortar de hacer todas las fotos que hubiera querido. Y el último ni una, se apagó.¡¡Una mierda!!





viernes, 14 de febrero de 2025

VIAJE EN FERRY


Y por fin llegó el día de coger el ferry que me llevaría a lo más al Sur que voy a estar. 

Debido a inclemencias meteorológicas no sé muy bien dónde, retrasaron la salida un día. Te avisan con bastante tiempo y, afortunadamente, en el hostel tenían sitio para mí un día más. 

Tenía que hacer el check-in a las 14:00. Dejé la maleta, que luego aparece en tu cabina. Menos mal, no quiero pensar qué hubiera sido de mí de tener que subir por las angostas y empinadas escaleras de un barco con la pedazo de maleta que traigo. Si es que te pones a meter para el monte, para la playa, para la ciudad, para el calor, para el frío... y te salen 19 kg de maleta, que lo vi en el aeropuerto.

Un barco abandonado

Al grano, que me pierdo. Nos llevaron al barco a eso de las 15:30. Supuestamente era de zarpar a las 16:00, pero... a las 21:00 todavia no se había movido el barco. Por fin, después de unas interminables maniobras, a las 22:00 el barco navegaba plácidamente. 

Horario espartano: desayuno a las ocho, almuerzo a las 12, cena a las 19. Nada de alcohol. Según el capitán, una vez se cayó del barco uno que estaba borracho, y lo prohibieron para siempre. Quién sabe si es la verdadera razón.

En el hipotético caso de que hubiera perdido algún kilo desde que llegué a Chile, aquí lo recuperé fijo. No estoy acostumbrada a hacer 3 comidas de fundamento, y no me dio por ponerme a dar vueltas al barco como una posesa para hacer ejercicio. 

Hay otras 6 personas conmigo en la cabina, ninguna habla castellano. ¡Bingo!

Me desperté a las 7 de la mañana. El barco ya no navega plácidamente. Cabeceaba que daba gusto, y a las 7:30 avisaron por megafonía que estaba prohibido salir a la cubierta de proa. 

El capitán explicó que cuando pasáramos por el área oceánica, la única parte del trayecto que se hace en mar abierto, el movimiento iba a ser diez veces más que el de la primera mañana. Al expresar mi asombro por el tema explicó que no se iba a mover multiplicado por 10, sino que se tarda 10 horas en volver a los estrechos, y, por lo tanto, el movimiento duraría 10 veces más. ¡Vaya susto!

Fuera de puerto en una parada

Y, en efecto, así fue. Ya no es que cabeceara, es que se balanceada bastante. Nunca me había duchado agarrada a un asa como si me fuera la vida en ello. La vida no, ya sé que exagero, pero para librarme de un ostión...

Para colmo, el estado de la mar (que a mí no me pareció para tanto, ni levantaba olas grandes ni me mareé) nos retrasó porque no se puede pasar por una de las zonas (la Angostura Inglesa) de noche, y no hemos llegado a tiempo de pasarla de día. Su propio nombre explica la razón. Nos explicó el capitán que en esas zonas se navega manualmente, por lo que la visibilidad parece importante. Al barco le quedan escasos 20 m. por cada lado cuando atraviesa esa Angostura. Resultado: un día más de barco. Locura general, aquí no hay cobertura ni WiFi, así que a hacer cola para usar el ordenador de a bordo para cambiar reservas o lo que sea menester. En mi caso, perdí 15€ a cambio de una día más de pensión completa. Ni tan mal. 

Había actividades para mantenerte entretenido: visita al puesto de mando, yoga, algo de arte a lo que como no fui no os puedo explicar lo que era, proyectan unas diapositivas para ir explicando por dónde vamos pasando, y también pasé un buen rato contribuyendo a hacer un puzzle... La primera noche Karaoke, la tercera Bingo. ¡Ni que estuvieramos en un crucero! Pero la gente se enrolló con el Karaoke, me apunté al Bingo (first time in my life que juego) y pasé unos buenos ratos, entretenida. 

Unaa salmonera

La segunda noche proyectaron un documental sobre ecología donde los criaderos de salmón, que al parecer abundan en Chile, salieron bastante mal parados. Hay un fuerte movimiento para evitar que los vayan poniendo cada vez más al Sur, en la medida en que van empobreciendo los fiordos y ensenadas por donde se van estableciendo. Los antibióticos y los salmones que se escapan y que se establecen en esos lugares como especie invasora y muy depredadora son el mayor problema.

Por lo menos había ahí una docena
de lobos marinos
Ya antes de zarpar se veían lobos marinos en la bahía. Después, dos días después exactamente, algunos delfines vinieron a saludarnos, y vislumbramos alguna orca y alguna ballena pequeña. Ya había dicho el capitán que como mucho se veían los chorros que echan y alguna aleta, y poco más vi. Algún que otro lomo para creer que efectivamente eran lo que decían. Sin ser especialista en el tema, me atrevo a decir que sólo vimos orcas. Pero a la gente le gusta poner mucha literatura a sus aventuras. 

A pesar de todos los entretenimientos, hay muchos ratos muertos y te llegas a aburrir. Ahí el Quizz extra que me compré para el avión vino al rescate. Y Kirmen Uribe.

Los fiordos patagónicos no responden al imaginario, al mío por lo menos. No tienen grandes cortes ni altos acantilados, vas todo el rato rodeado de suaves colinas, algunas rocosas, algunas boscosas. Son un serpeteante laberinto de canales, islas y peñascos que con la niebla adquieren un tinte fantasmagórico. 

Vi algunos témpanos de hielo flotando, y a lo lejos lo que nos dijeron que era un trozo de glaciar desprendido flotando, muy extenso y alto.

Se acerca el fin al del viaje. Pasamos por el paso más estrecho de toda la ruta, el Paso Kirke. Supuestamente, una hora antes de llegar. Ya tenía el plan hecho: aposentarme, pasar por la agencia con la que iba a contratar el treking, ultimar los planes y... tomarme una cerveza!! 

Lo que se observa al fondo es el trozo de glaciar

Pero la naturaleza es caprichosa. El viento impidió la maniobra de acercamiento, y al final la ventana de mejoría fue a las 12 de la noche. Como las posibilidades eran las 12 o las 3 de la mañana, nos permitieron dormir en el barco y desembarcar a las 7 de la mañana previo haber desayunado. ¡Qué cabrones! Algo sabían que no habían hecho los camarotes. 

Esta vez el pánico no fue tanto, ya que la mayoría de la gente estaba comunicada: había cobertura porque estábamos fondeado a unos... voy a decir que entre 3 y 5 km del puerto. Yo no. Cambié el chip por uno con mayor cobertura, supuestamente, pero algo no funcionó. Así que esa tarde fue un mucho de aburrimiento. 

Vista desde el barco parado

Reflexión personal del día: si a mí me dice alguien hace unos años que iba a llegar dos días tarde a algún sitio y que me lo iba a tomar con esta calma, le tildaría de lunática. Me lo tomé como un ligero contratiempo, con algo de desazón, pero nada de engorilarme, que yo era mucho de eso. Nada de gritar o llorar, dependiendo del grado de frustración. Ayudó que no hubiera perdido ninguna reserva a excepción del hostel, que como ya he dicho me salió a cuenta.

Agur, ferry!

Mira qué lo advierten cuando coges el billete, pero no te crees que pueda ser así. Dicho por el personal del barco, ocurre a menudo.