Perú es un país enorme. Si no me dio tiempo a conocer Chile en profundidad, qué decir de Perú, que es bastante más grande y he estado la mitad de tiempo. Tiene 28 de los 32 climas que hay en el mundo, porque aunque está muy cerca del ecuador la corriente de Humboldt condiciona mucho su clima, y están los Andes y la selva amazónica.. Posee un acervo cultural impresionante que va mucho más allá en el tiempo que el período inca, como hemos ido aprendiendo durante todo el viaje. Hemos acabado hablando de chavines, waris, paracas o moches como si los conociéramos de toda la vida, incluso los ordenamos en el tiempo sin equivocarnos demasiado.
La gastronomía también es variada, casi tanto como el clima. Lo único que hemos echado en falta han sido las verduras, no hay platos de sólo verduras y que las hagan a la plancha, limpias, es una misión imposible. Como mucho, algún que otro trozo de brócoli o coliflor en las ensaladas. Las raciones son abundantes, lo que ha supuesto un poco de problema cuando nos hemos quedado Eva y yo, porque no podíamos probar muchas cosas. Si pides dos platos acabas pidiendo un túper, y si estás de hotel no es una opción. Hemos comido fenomenal, a pesar del cilantro y del picante: ceviches muy diferentes (no he conseguido saber si se escribe con b o con v, lo hemos visto indistintamente), pescados y mariscos, sopas (estas decían que maravillosas, yo no soy muy sopera, sobre todo si tienen muchos náufragos, como es el caso allí), patatas en todo tipo de preparaciones, destacando las causas, cuy (sí, allí se comen las cobayas), pollo o vaca (que le llaman lomo) saltado, rocoto (pimiento) relleno... Habré recuperado alguno de los kilos que dejé en Chile.
Ahora que llevo un tiempo en Bilbao, he sacado algunas conclusiones del viaje.
La primera, que estoy feliz de no haber tenido que conducir. No hay vena albanesa ni croata que te haga sobrevivir a conducir en las grandes ciudades peruanas, ni en algunas de sus carreteras.
La segunda, que cuidan mucho al turista, hasta demasiado. Supongo que quieren dar una buena impresión, que hablemos bien del Perú, pero a veces es hasta agobiante, parece que nos toman por gilipollas. Otras veces hasta se agradece, cuando no te dejan a tu aire hasta que aparece el taxista de turno, o te abren la puerta del hotel. Cuando coges un bus, te pasan un detector de metales. El detector suena todo el rato, pero no importa. Yo llevaba la navaja del monte y ni se molestaron en mirar. Espero que nadie llevara ninguna pistola porque no se iban a enterar. También vimos cómo les hacen un control de alcoholemia a los chóferes antes de empezar la ruta, y lo graban en video.
Sería para mantener las apariencias, porque si escuchas a los peruanos hay una inseguridad brutal, aunque nosotras no hemos tenido sensación de inseguridad ni miedo en ningún momento. Te desaconsejan que cojas taxis por la calles: nosotras hemos funcionado con Uber o con taxis apalabrados con los alojamientos a los que hemos ido. Cuando hablamos con la del hotel de Marcona, su expresión fue: podéis coger cualquier taxi o moto taxi cuando lleguéis, aquí todavía se puede andar tranquilamente. No he podido quitarme ese TODAVÍA de la cabeza. Y no me extraña. Todas las mañanas en la tele y todas las portadas de periódicos hablan de atracos y de muertos. Porque todas esas personas también nos han mencionado a sicarios (casi siempre venezolanos) que se dedican a extorsionar a pequeños comerciantes y empresarios. A fecha de hoy, hay más de 600 asesinados a tiros por ese motivo en lo que va de año. Es una barbaridad. Ya comenté en la entrada sobre Lima que habían matado a un cantante y que el ambiente andaba revuelto. Lo peor es que te lo cuentan con resignación, no quieren más que que las autoridades hagan algo, y eso ya sabemos lo que significa. La verdad es que si el país funcionara como en las zonas turísticas cuidando de los turistas en todos sus otros aspectos, habrían acabado con el problema y el Perú sería una potencia mundial.
Eva y yo estuvimos otros dos días en Lima antes de coger el avión de vuelta, y anduvimos muy tranquilas. Es más, por primera vez en el hotel nos explicaron qué buses podíamos utilizar y nos hubieran prestado la tarjeta que necesitas para ello, su Barik, para entendernos. Caminamos por diferentes barrios, incluso encontramos un concierto (de heavy) en una placita cerca de un estadio donde iba a haber un concierto de cumbia, y vimos gente viviendo su vida tranquilamente, pero el problema de fondo ahí está, a lo que se ve.
Hablando de que quieren que las autoridades hagan algo, la realidad es que todas, absolutamente todas las personas con las que hemos hablado mencionan, además de la violencia, la corrupción. La corrupción en todos los estamentos. Te cuentan con total naturalidad que no se acometen ciertas obras porque son a largo plazo y los gobernantes no podrían chupar de ese bote durante su mandato. La corrupción está instalada en todas las categorías de la administración. En este momento tienen 4 expresidentes en prisión. Algunos están poniendo su esperanza en el actual alcalde de Lima, un empresario que parece que está gestionando bien los recursos y está haciendo que Lima mejore en infraestructuras. Aunque he investigado al tal Rafael López Aliaga, y es una pieza de cuidado: ultraconservador, miembro del Opus, practicante de la abstinencia sexual y de la autolesión, provida y anti todo lo que suponga derechos sociales y mejora de las minorías. Pero como ya es rico, se creen que no va a robar más que lo justo. Criaturas. Otros de los candidatos es uno que se vende como el Bukele peruano y otra, la hija de Fujimori. Y así hasta más de 40. No lo tienen fácil, no.
Mucho tendrán que cambiar las cosas para que la mínima mejora llegue fuera de Lima. Las carreteras son un desastre, el urbanismo una chapuza, la agricultura se sostiene por la mano de obra de innumerables personas y no está nada mecanizada. He visto arados tirados por bueyes y un solo tractor pequeño. La mayoría de la gente se dedica al comercio, pasándose el día en su puestito esperando vender algo.
En Trujillo y en Palpa (ciudad por la que pasamos en bus) vi Coliseos de Gallos, investigué y están permitidas, tienen una excepción en la ley sobre maltrato animal. También me llamó la atención que haya puestos de flores frescas en todos los mercados, todos los días, al lado de puestos destartalados y poco higiénicos vendiendo cualquier cosa sin gusto.
En muchas ciudades y pueblos tienen fuentes y estanques que en algún momento tendrían juegos de agua, pero ahora todas las que hemos visto están apagadas y sin agua. Menos en Lima, que hay un parque del Agua con espectáculo de luces y agua. De pago.
Una cosa para la que no hemos conseguido hilar ninguna teoría son las casas sin acabar: ferrallas como para levantar el siguiente piso, paredes de ladrillo visto sin lucir, sólo arreglan o pintan las fachadas. Al principio pensamos que sería por falta de recursos, pero no pueden ser que todos sean pobres, y también se ven casas luxuri con la fachada estupenda y también sin lucir. Después pensamos que es su costumbre porque antes las casas eran de adobe y no se pintaban. También podría ser que como construyen las casas unas pegadas a otras, que para qué las van a lucir si vendrá alguien y ya lo tapará. No hemos conseguido establecer la razón, pero afea un montón las poblaciones, ya de por sí poco agraciadas excepto que tengan un pasado colonial. Y algunas ni así, la verdad es que se salvan bien pocas poblaciones.
Ha sido una pena no acercarnos a la selva. Todavía era época de lluvias y no merecía la pena ir (ir pa'ná...) y me he quedado con las ganas de hacer el treck de Santa Cruz, en la Cordillera Blanca, pero para eso hay que elegir mejor las fechas. Y nos han quedado zonas por ver, algunas culturalmente muy interesantes, otras de naturaleza salvaje. Pero un mes da para lo que da, y creo que el mío ha sido un mes muy bien aprovechado. Las gentes del Perú me han resultado muy amigables, y el país muy diverso e interesante. Muy recomendable. Eso sí, cansado. Hay tanto para ver... No suelo ser yo de viajes organizados. Pero si se quiere sacarle chispas al tiempo, y uno no dispone de mucho para ir viajando tranquilamente a tu bola, creo que este sí es un destino propicio para ello.