miércoles, 19 de abril de 2017

CIUDAD REAL


Después de Toledo, pusimos rumbo a Ciudad Real.
La primera idea era dormir en Almagro, pueblo más apetecible que la capital, pero era carísmo, ya que entrábamos de lleno en la Semana Santa. Así que hemos pasado dos noches en Ciudad Real capital, aunque allí hemos parado más bien poco.

Para aprovechar el magnífico día con el que amanecimos en Toledo, fuimos a conocer la Tablas de Daimiel, humedal declarado Parque Nacional. Se forma (formaba, más bien) por el desbordamiento de los ríos Cigüela y Guadiana. La sobreexplotación de sus aguas lo llevaron a su práctica extinción. Hoy sobrevive gracias a las aguas del trasvase Tajo-Segura que alimentan algunos arroyos que van a parar al humedal. De hecho, los famosos Ojos del Guadiana, lugar donde se sitúa el nacimiento de dicho río, estaban aquí, pero también han desaparecido, Hoy se sitúa su nacimiento unos kilómetros río abajo.
De cualquier modo, es un sitio especial, a pesar de que la época no es propicia para el avistamiento de muchas aves. Ni la hora, fuimos a pleno mediodía de un caluroso día. Pantalón corto y tirantes, ¡un gustazo! Sólo las golondrinas y los patos campaban a sus anchas.

Ayuntamiento de Ciudad Real
El primer contacto con la capital no fue malo. Nos la habían pintado tan mal, que hasta le encontramos encanto. Para pasar una tarde, cenar dos noches y dar unas vueltas ya da. Encontramos sitios chulos. Con dos excepciones: un reloj de carillón en el que cada media hora aparecen las figuras de el Quijote, Sancho Panza y Cervantes, un horror que un artículo define como artilugio que fascina a los niños y pasma de los turistas, una muy literaria forma de describir semejante despropósito sin mojarte mucho. El Pulitzer le daba yo a ese periodista, qué elegancia, que en el mismo artículo tilda el ayuntamiento de estilo neogótico que recuerda las casas consistoriales de los Países Bajos y que aquí, en La Mancha, gusta poco.  En La Mancha y en Katmandú, supongo, pasando por Euskadi, porque es lo más feo que he visto en mucho tiempo. Y mira que he viajado últimamente... Y si lo vierais iluminado por la noche, con esas cupulillas de un color que pretendía ser morado pasión, inigualable.

Plaza Mayor de Almagro

Al día siguiente le tocó el turno a Almagro, una bonita localidad que particularmente yo hubiera apreciado más si no hubiera estado llena de pendones de las diferentes cofradías en multitud de balcones y fachadas. Pero tiene muchas visitas interesantes. A destacar la Iglesia de San Agustín y el Corral de las Comedias.
También hicimos un poco de turismo por los alrededores, para visitar los castillos Calatrava la vieja y Calatrava la Nueva, sedes de la Orden de Calatrava que en su día se encargó de proteger esta estratégica zona límite entre los territorios árabe y cristiano.

Calatrava La Vieja

Y venga de procesiones, porque en ninguna de las dos localidades hemos librado. En Ciudad Real, fuéramos por donde fuéramos nos tropezábamos con alguna. Supongo que de haber seguido en Toledo hubiera sido lo mismo. Es el inconveniente de viajar en Semana Santa por la piel de toro.

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