viernes, 27 de febrero de 2015

ARTHUR PASS NATIONAL PARK II

¡Me he puesto las botas! En sentido literal. Y he recorrido tres rutas de las que recomiendan por aquí.

TEMPLE BASIN
La tarde que llego voy a hacer esta ruta corta, unas 3 horas ida y vuelta. Hay que desnivelar 500 m. hasta unas instalaciones de esquí. Allá que voy, por un horroroso camino de piedras. Las vistas no están mal, pero se empieza a nublar. Me quedo a unos 10 minutos del final, la foto lo atestigua, para no ver más no merece la pena llegar hasta el final.

AVALANCHE PEAK
Es un monte de 1833m. todos en vertical desde el propio pueblo de Arthur Pass, a 740 m. La primera parte, por un bosque, la
debieron trazar antes de que se inventara el zig-zag. Menos mal que he podido ir agarrándome a los troncos y a las raíces: más que andar he trepado a cuatro patas. Después, fuera del bosque, sin suavizarse, pero ya había camino. La cuestión es que se ha nublado y no he podido disfrutar de las vistas, que eran el aliciente de la subida. La bajado la recomiendan por otra ladera, son listos por aquí. Preveo unas agujetas de miedo.

BEALEY SPUR HUT
Después del día de Avañanche Peak, ha salido un día espléndido. Voy a hacer esta ruta que está marcada como de 3 horas ida, y vuelta por el mismo camino, no hay alternativa. El camino es super chulo, a ratos bosque de hayas, a ratos ese matorral inundado que prolifera por aquí. Voy viendo los montes que ayer ni vislumbré. Y llego a un pequeño refugio sin guardar, fin de la ruta. No me llevado ni dos horas. Noto mis cuádriceps contentos, mañana va a ser un día duro, menos mal que toca conducir para cambiar de Parque.

Creo que el pico de más a la derecha es el Avalnache Peak, eso me perdí.

ARTHUR PASS NATIONAL PARK I

Arthur Pass Village
Con un poco de pena porque dejo un estupendo y soleado día, me dirijo hacia el Arthur Pass National Park, en concreto a Arthur Pass Village, un enclave (como veis, no llega a pueblo, parece haber nacido para el turismo) desde el cual acometer algún monte.
Llego al hostel elegido. ¡Cielos! Creo que voy a pasar de lo mejorcito al peor sin transición. Y hay que ver cómo lo describe la web. Y algunos de los comentarios; si es que hay mucho iluminado y mucho singermorning (¿veis cómo voy aprendiendo inglés?) por el mundo...


El sitio parece más un barracón que un alojamiento. No hay nadie. Una voz, por teléfono, me dice la clave para entrar. La sala, cutre. No hay música, hoy no va a haber Pink Floyd. Wish I wasn't here. La ducha, en la calle y con moneda. Las literas, no os cuento. La cocina, lo justo. Y trampas para ratones. Y un mensaje en otro baño con bañera que dice algo sobre toallas y ratones pero que no entiendo. El primer pensamiento es de horror. Luego pienso: ¡como en el txoko! Y relajo y me preparo la comida.

Pero cuando en la tranquilidad de la tarde estoy preparando las excursiones que voy a hacer y veo a los sagutxus campar a sus anchas, me da el arrebato y me voy al hostel de al lado a preguntar si tiene sitio. Pasaré una noche aquí por... Pues no se porqué, todavía no he pagado nada y la voz sólo tiene mi mail. Pero en fin. La obligación mal entendida.

martes, 24 de febrero de 2015

PENÍNSULA DE BANKS


La Península de Banks es una zona apacible y bastante rural. Presumen de ser el primer asentamiento francés de la zona, y mejor no os describo cómo es su entrañable y pintoresca capital, Akaroa. Bueno, hay que reconocerles que es algo más agradable que otros pueblos que hemos pasado. Tengo pendiente una entrada para explicaros cómo son los pueblos por este país.


Da gusto estar dos o tres días en la misma zona. Y lo ideal sería en el mismo hostel, pero eso no ha podido ser. En uno de ellos, casi el mejor en el que he estado, sólo tenían libre la primera noche (y la tercera, menudo lío). Una pena. Si miro la relación calidad precio, el mejor en el que he estado, sin duda. Habitación estupenda, sala amplia y cómoda, cocina que para mí la quisiera, entorno idílico...


Llego; de momento estoy sola, me pongo a cocinar con música: Pink Floyd, Wish you were here. No, no estoy nostálgica ni os echo (todavía mucho) de menos. Simplemente ha coincidido.
Así que he pasado tres días de playa, paseo y zanganeo. ¡Fenomenal!

Hoy, mientras hacía una ruta al mediodía, a la sombra de un bosque para no achicharrarme en las horas centrales de sol, me he sentido... totalmente happyflower: los pajaritos cantan (muchos y muy diferente), las nubes se levantan...., y para cenar me espera el primer brócoli que he comprado en mi vida. ¡Esto va fatal!

Tranquilidad. El brócoli irá acompañado de pollo, y mañana me voy a una zona de monte donde el ambiente será más rudo.



sábado, 21 de febrero de 2015

¡Y SÓLO QUEDO YO!


Acabo de dejar a Eva en el autobús al aeropuerto. Ya me he quedado sola. ¡Cielos! Dicho así resulta inquietante.
Ha sido casi un mes. Parece hace un siglo que andábamos por la isla norte. Esa parte del viaje, y la caminata por Abel Tasman, estupendas. Esta última etapa, los 11 días y casi 2400 km. recorridos en la isla sur en coche, una gozada. Miss Daisy me ha invitado a comer por haberla paseado tan bien.
Para los que conozcáis a Eva os puedo decir que ha dormido mucho y bien, y eso que hemos estado durmiendo en habitaciones compartidas las más de las veces, y que ha estado muy relajada: sólo me ha hecho llegar a los sitios media hora antes, je je... Y menos mal, porque el autobús de Wellington para ir a coger el ferry salió 20 minutos antes de lo que anunciaba.
Y me ha hecho casi vegetariana (eso con ayuda de Marian). Bueno, ahora me desquitaré un poco y aprovecharé para comer alguna guarrada... Pero pocas, Eva, me mantendré firme en lo saludable.
Por cierto, que sepáis que más de una persona nos ha preguntado a ver si somos hermanas. El último, uno en una biblioteca que se levantó expresamente a preguntarnos a ver si éremos ¡gemelas! Que conste que era oriental. Igual para ellos los blancos somos, como ellos para nosotros, todos iguales.


Ahora me iré 3 días a la Península de Banks a ver si pillo un poco de playa y planifico mis próximos  pasos. La intención es hacer algo de monte en dos zonas diferentes, y explorar la costa sur. En un mes tengo que estar en la zona del Milford Sound otra vez, que tengo reservada una de las famosas Great Walk, ¡a ver si son para tanto!
Me hace ilusión esta etapa del viaje, enfrentarme a este reto, aunque también siento una cierta incertidumbre. Nunca he estado sola tanto tiempo. En principio no es eso lo que me inquieta. Pero la cosa del idioma es otro tema. Os puedo asegurar que los lugareños deben de pensar que soy idiota y tartamuda; en mi cabeza está bastante claro lo que tengo que decir, pero en el camino hasta la boca algo pasa que no fluye, alguna conexión neuronal debe de setar atrofiada o así. Imanol, ¿hay alguna pastlla para esto?

CHRISTCHURCH III



Para que no penséis que esto del conservadurismo me lo he sacado de la manga, os cuento un detalle.
Exposición sobre arte cajellero en diferentes localizaciones, repartidas, cómo no, por la ciudad. Muy interesante por cierto, y eso que a mí lo del graffiti no me va mucho.
A lo que voy. Parte de esa exposición va sobre camisetas. Una sala llena de ellas en la que ya antes de entrar te advierten que algunas pueden herir sensinilidades, y que si eres de los "sensibles" mejor que no entres.
Pero el colmo es cuando ves un vigilante (aquí no llegan a seguratas) cuidando una salita en la que no puedes entrar si no tienes 18 años, y que advierte que puede herir las sensibilidades de cristianos y mujeres.
¡Qué más quieres!  Ahí que vamos Eva y yo, sin que nos pidan el carné, a ver eso, nos ha picado la curiosidad. Poned en marcha vuestra imaginación para adelantaros a los que vimos: una sóla camista con un dibujo de una monja masturbándose. La hubieran colgado entre el resto (que eran unos cienes) y hubiera pasado desapercibida total, yo no le hubiera prestado ni media atención. Pero semejante despliegue me pareció una exageración. Así son por aquí.

CHRISTCHURCH II


No sé muy bien cómo empezar. Esta ciudad es difícil. Me ha dejado una sensación extraña. No he acabado de estar a gusto. Es extensa, muy extensa. Desanjelada, diría yo. Cada cosa está en una punta. Supongo que antes no sería así. Ahora no hay un City Center, todo está recolocado. Lejos. Menos mal que a cada rato hay alguna instalación artística.

Al lado de este parque, el de Doña Casilda es como de juguete.
Y tiene unos horarios imposibles: las tiendas cierran como tarde a las 6, los museos a las 5-5:30, los fines de semana un poco antes... Mejor ni os cuento cómo son las zonas comerciales fuera de una instalada en contenedores cerca de la catedral.


¿Y qué hace un turista cuando todo está cerrado? Lo normal sería ir a tomar algo, y ver cómo socializan los lugareños. Buscar una terraza agradable donde ver pasar al paisanaje. Pues tampoco. No hemos encontrado ninguna zona donde se concentren bares y restaurantes, y, por lo tanto, gente. Y los que nos han gustado estaban cada uno en un extremo: un pub donde servían buena comida al que fuimos s comer, una cafetería de una galería de arte, y, este sí, un bar de moteros que nos quedaba cerca del hostel.

Por fin he visto pingüinos.
Me ha dado la impresión de que Christchurch era (¿es?) una ciudad de provincias un tanto conservadora (es la sede de la iglesia anglicana) en la cual la juventud y movimientos artísticos y alternativos se están abriendo camino aprovechando la necesidad de regeneracion que provocó el desastre sísmico. Pero que todavía es un poco opaca para los foráneos. Es una intuición fundamentada en nada concreto, es más un pálpito (muy) personal que otra cosa. Pero es mi impresión y eso es de lo que va este blog.


Me quedo con Wellington sin dudarlo.

jueves, 19 de febrero de 2015

CHRISTCHURCH I

Por fin estamos en Christchurch. No sé muy bien porqué tenía tantas ganas de conocer esta ciudad, pero las tenía. Tal vez se deba a que siempre he pensado que esto era nuestro casacristo, que esto era lo más lejos que se podia ir...


Pero la ciencia está para arrinconar mitos. He buscado las coordenadas exactas de nuestras antípodas y caen en el mar bastante lejos de aquí; no voy a poder hacerme una foto allí. Podría mentiros, pero sé que más de uno lo ibais a comprobar.


Total, que aqui estamos. Eva casi de despedida, yo a punto de empezar otra etapa del viaje. Un punto de inflexión, de momento no quiero pensar en ello. A disfrutar los ultimos días con Eva.


La primera impresión es difícilmente catalogable. Después de los terremototos de 2010 y 2011, hay manzanas enteras que son solares, muchos edificios tocados rodeados de vallas, y otros que lucen completamente nuevos. Por doquier, anuncios de "Nos hemos trasladado a..."

Es un trampantojo.
Y en medio de todo eso, mucho arte urbano. Fachadas pintadas, esculturas, espacios recreativos alternativos, sucedáneos de jardines... rellenando de esperanza los huecos vacíos. Y empresas y comercios instalados en contenedores apilados y concentrados que sustituyen a los edificios caídos de una manera provisional que parece perenne.

Mañana tocan los museos, las galerías... A ver qué os puedo contar.

CAMINO DE CHRISTCHURCH: PLANICIE DE CANTERBURY



Para agotar el último día antes de Christchurch queríamos pillar un poco de playa en la Península de Banks, muy cerca de nuestro destino. Pero no encontrábamos alojamiento, así que Plan B. Reservamos a ciegas, a medio camino o así, una habitación en un pueblo de la planicie de Canterbury. Y lo de planicie no lo digo yo; la llaman así, y con razón. Si Castilla es ancha, no sé cómo definiría Machado esto. Porque la meseta es ondulada, la mirada no se pierde hasta el infinito y más allá...


Aquí hay extensiones y extensiones de cereal y prados de regadío para el ganado hasta aburrirte. Completamente plano. Menos mal que plantan filas de árboles para delimitar las propiedades, y eso rompe el horizonte. Para volverse loco y echar a correr. Sólo queno tienes dónde parar. Las carreteras, mortales. De puro aburrimiento. Rectas de 10/15 km, rodeadas de un paisaje infinito. Pero tiene su encanto, está bien haber visto esta otra New Zealand.


Esta última foto nomes de la planicie. Pero os había dicho que era un país organizado: por si no lo veis bien, son fardos (o como se llamen cuando están envueltos). ¿A que queda mono? Ya podían aprender por allí...

miércoles, 18 de febrero de 2015

VOY A ABRIR UN DEBATE...


Biólogos, químicos, ecologistas, gestoras de la salud pública, pensantes con rigor científico, people en general con cualquier criterio: pensáis que esas espumillas, abundantes por otra parte en la playa de las rocas esféricas, son o podrian ser naturales, o son, sin duda, de dudosa procedencia?


El agua estaba estupenda pero yo por si acaso ni las pisé ni me bañé; Eva, en cambio, como una niña en fiestas, como si la espuma la hubieran puesto los bomberos.


CAMINO DE CHRISTCHURCH: OAMARU

Eta Bilbora, norantza eta zenbat?
Poco a poco nos vamos acercando a Christchurch. Visto el recorrido, decidimos hacer una parada en Gore. La guía dice que tiene una buena galería de arte. Acierta. Hay arte contemporáneo neozelandés y una colección de máscaras y estatuas africanas que a mi gusto merece mucho la pena (si te pilla de paso, claro). De camino a Gore hemos pasado por Clinton, casualidades de la vida, espero.

Hacemos dos noches en Oamaru. Hemos leído que es un pueblo bonito, con muchas galerías y un museo dedicado al SteamPunk. ¿A que no sabíais que existía eso? Nosotras tampoco hasta que estuvimos leyendo para decidir donde hacer una parada. También hay unas colonias de pingüinos, unos azules y otros de ojos amarillos. Eso promete playa... A priori parecren alicientes suficientes para pasar un día entero.
Y no está mal. Tiene una zona victoriana chula, sin las típicas tejabanas llenas de carteles de tiendas, tiendas (más que galerías) curiosas, y el museo del SteamPunk es especial, lleno de armatrostes que algun día funcionaron con vapor colocados tétricamente. Tiene una salita con una instalación de luces, INFINITITY MORTAL, que nos ha gustado mucho.


Pero de los pingüinos ni rastro. Hemos hecho un par de intentos acercándonos a la playa a la que vuelven a dormir los de los ojos amarillos y no han tenido a bien hacerlo a las horas a las que hemos ido. Caprichosos los animalillos que no tienen un horario establecido. Los de pagar, los azules, en cambio, son de horario fijo. Los nuestros, gratis, unos informales.
Momento playa, la de Moeraki: pedruscos esféricos de origen volcánico.


lunes, 16 de febrero de 2015

MILDFORD SOUND

No es un lago, es el fiordo.
Nos levantamos pronto por la mañana. 90 km nos separan del fiordo, y los lugareños dicen que hacen falta unas dos horas. Son un poco exagerados estos neozelandeses.


Pero es verdad que lleva su tiempo. En el camino se van alternando extensas llanuras donde pastan numerosos rebaños de ovejas y bosques de hayas. Poco a poco se van acercando las montañas. Por alguna de estas andaré yo dentro de poco, he reservado para hacer una de esas Geat WalkA cada rato hay apartaderos donde parar para hacer alguna foto. Así sí que se necesitan dos horas. Poe eso, y porque hay que pasar un túnel que fuera de temporada de avalanchas es de sentido único, regulado por un semáforo, y que si te pilla mal te retrasa unos 20 minutos.


Al final, hora y media. Hemos cogido un viaje en barco por el fiordo, es la única manera de verlo.

Qué queréis que os diga... No nos ha parecido para tanto. A lo mejor era una exceso de expectativa. El viaje no está mal: hemos visto delfines que nos han acompañado un rato, focas campando a sus anchas en el agua o al sol... Pero sólo a la vuelta impresiona realmente el fiordo, ahí es donde se aprecia la altura de las montañas (casi 1700 m) cayendo sobre el mar.

Esto sí es un lago.
Nos ha gustado mucho más la ruta de monte que hemos hecho por allí a la tarde, una ruta que marca 3 horas ida y vuelta y que hemos hecho en dos horas escasas. Que os digo que por aquí son un poco exagerados y excesivamente prudentes.

Toilettes a 900 m, un país muy organizado.
Las vistas de las montañas que hemos visto desde Key Summit (919 m) han sido espectaculares.

¡Qué ganas de pisar estos montes!

VIAJANDO AL SUR: WESTLAND II

Haremos en dos días lo que nos queda hasta el famoso Fiordo de Milford Sound.


Cerca de Okarito están los glaciares de Franz Josef y Fox. Dos rutas nos van a permitir acercanos a ellos. La primera es una ruta fácil, de hora larga ida y vuelta, asequible para cualquiera, que te acerca al frente del glaciar Franz Josef. Está concurrida pero merece. La segunda no la podemos hacer porque ha debido de llover mucho por aquí y como hay que pasar un río la han cerrado. Una pena, esta opción es algo más salvaje, tiene desnivel y casi no hay nadie.


Proseguimos viaje por la carretera costera, una pasada. Al oeste el mar de Tasmania. Al este, impresionantes montañas, los Alpes neozelandeses. Ya se me están poniendo los dientes largos, vendré a hacer alguna ruta por aquí, por la zona del monte Cook.


Hacemos paradita para comer en un lago. Estoy cansada de conducir y quiero siesta. Eva no perdona el baño. Pero nada de siesta. Por esta zona campan a sus anchas las Sandfly, unas moscas minúsculas cuyas hembras tienen por costumbre chupar la sangre de los humanos. ¡Y vaya como muerden! Incluso a mí... Me emparanoyo y nos vamos. No paro hasta llegar al hostel, en Wanaka. Ya se nota que esta zona es más turística, está muy cerca de Queenstown, que es el top. Hay gente por la calle y las terrazas se ven animadas. Habrá que tomar una cerveza... Así que salimos del hostel y nos vamos a ver un poco el paisanaje. La mayoría guiris. Desde que estamos en esta isla no vemos gordos, ni maorís, habrá que investigarlo.


El segundo dís de viaje es más monótono. El viaje no es muy largo y no tiene paradas intermedias interesantes. Queremos llegar pronto a Te Anau para pillar la i-site abierta y enterarnos cómo va el tema de la visita al fiordo de marras Ah, y parar en una farmacia a comprar repelente. A partir de ahora hay que añadir el repelente a la crema solar, ¡qué asco de pringue!

El hostel era cutrillo, pero ¡vaya vistas! Y sí, el tenderete es nuestro.


jueves, 12 de febrero de 2015

VIAJANDO AL SUR: WESTLAND I


Con la tranquilidad que da tener coche y alojamiento reservado para los próximos días, emprendemos viaje hacia el sur, hacia Milford Sound, un fiordo que no hay que perderse. Una de las famosas Great Walks discurre por allí y hay que reservar plaza con seis meses o así de antelación. Eso nos lo perderemos, pero buscaremos la manera de acercarnos a él.


Mientras, abandonamos el norte de la isla sur para acercarnos a un cabo donde vive una pequeña colonia de focas. Yo nunca había visto focas en su habitat natural. De hecho, no pensaba verlas nunca, me parecía que había que ir a algún polo o así para ello....
El caso es que andando ni 10 minutos, y desde un mirador preparado al efecto, se pueden ver unas cuantas campando y zanganeaando a sus anchas. Me hubiera quedado allí toda la mañana observándolas, pero tenemos mucho camino todavía por delante.

Si os fijáis se ve la carretera.
Otra vez en la carretera vamos parando en diferentes miradores y sitios con paseos de 10-20 minutos para que el viaje sea llevadero y porque merece la pena. La carretera en sí misma es espectacular. Por la zona de Punakaiki vamos en un Ay! Cada vez que damos una curva el paisaje costero nos sorprende por su belleza salvaje. Otra vez estamos en el Mar de Tasmania, y aquí también intimida. No va a poder ser lo del baño.

Formaciones rocasa del Dolomiti Point
Paramos en la Truman Track y en el Dolomiti Point, dos paseitos muy chulos (y muy turísticos, pero merecen la pena a pesar de ello) y llegamos a Okarito, nuestro destino.


¡Y otra vez a flipar! Una zona lacustre absolutamente virgen. Además, la luz de la caída del sol le da un punto mágico.
Y se empiezan a vislumbrar los Alpes del Sur.